Finalizada la zafra de caña azúcar, uno de los principales cultivos de nuestra provincia, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres brindó su mirada sobre la campaña y aclaró las dudas y objeciones sobre la tarea de la prestigiosa entidad.
En diálogo con Suena a Campo, el doctor Eduardo Romero, coordinador del subprograma agronomía de la Caña de azúcar de la EEAOC dijo que «es bueno aprovechar esta oportunidad para dar claridad y conceptualidad sobre la eficaz tarea que realiza la Estación Experimental«.
En cuanto a la zafra, Romero dijo que fue una buena campaña, que terminó con 14.600.000 toneladas de caña molida, sobre una predicción de 14.284.000 toneladas. A su vez, esta estimación involucra 600 a 800 mil toneladas de caña potenciales para plantación.
«Este año, se predijo 800 mil toneladas para plantación, pero por cuestiones de quema de cañaverales y heladas, 300 mil toneladas de estas 800 se destinaron a ingenio, y esto hizo elevar los números previstos, llegando a los 14.600.000 toneladas».
De esta manera, los valores difieren en un 2% de lo previsto en el mes de mayo por la entidad. Luego, con las correcciones del departamento de sensores que elevaron las predicciones, las diferencias se achicaron en un 0,9%. «Esto restablece la confiabilidad y seriedad de nuestras estimaciones«, explicó Romero.
En este sentido, el doctor se refirió a las estimaciones de caña de azúcar y dijo que estas son más complicadas e impredecibles por tratarse de un cultivo. Sin embargo, la producción estuvo muy cercana a lo que se había estimado en su momento.
«Se terminaron moliendo 1.330.000 toneladas, y este valor se encuentra entre las dos bandas, de los tres escenarios que siempre plantea la Estación, considerando las posibles quemas y heladas. Este valor estuvo perfectamente en un rango previsto, con un 5% de diferencia de la situación óptima. Estamos altamente satisfechos con nuestra tarea. Y los números que brindamos han sido útiles y ciertos para la actividad”, expresó el doctor.
A esto se le debe sumar otro factor que fue la falta de lluvias desde el mes de mayo. Esto permitió comenzar temprano con la zafra. «Así, el 25% del total de caña, fue molida en el inicio de cosecha. Lo que a su vez facilitó terminar temprano la zafra. A mitad de octubre prácticamente ya había terminado la zafra», dijo.
Esto último, representa un beneficio porque permite comenzar antes con las tareas de preparar el cañaveral para el siguiente ciclo.
Desafíos de campaña
«Muchos de los desafíos de la campaña ya se habían comentado al inicio de la zafra y tienen que ver con la sequía«. Aunque no se llegaron a ver problemas como los que surgieron en la zafra anterior. Allí, se habían presentado enfermedades como el carbón y elasmopalpus, producto de la falta de lluvias. «En esta zafra anterior, también se previó una menor producción, pero como decimos la caña siempre nos sorprende por su gran plasticidad y capacidad de recuperación cuando hay lluvias disponibles», aclaró Romero. En tanto, para este año las pérdidas previstas por falta de lluvias estuvieron alrededor de un 6 a 7%.
Para la producción de azúcar, en cambio, «las lluvias de abril sobrehidrataron la caña, y esto hizo perder calidad al inicio de la zafra, afectando la media general», añadió Romero
Genética
Un tema central que debe ser enfocado por los cañeros e industriales, es la genética. En este sentido, la Estación realizó una gran tarea, donde en los últimos 10 años, se liberaron 8 nuevos cultivares. Uno de los cuales, (TUC- 9510) ya tiene su nivel cercano al 20%. Esto permitió reducir la preponderancia de la variedad LCP 85-384, que se venía planteando como un problema serio. A su vez, tres o cuatro cultivares van creciendo como los TUC, que fueron liberados por la Estación y dónde los cañeros se mostraron muy a gusto con ellos. Las variedades TUC 022, 067 y 0312 empezaron también a elevar su porcentaje de aparición en los cañaverales. “Todo esto permite que se vaya renovando el cañaveral, y que se utilicen de manera más intensiva en las próximas plantaciones”.
Además recalcó: «Otro desafío clave que vemos nosotros, es intensificar el año que viene, dentro de lo posible económicamente, la renovación de los cañaverales. Esto es porque los lotes ya muestran signos de envejecimiento y hay que renovar para recuperar el potencial productivo. Sobre todo hay que planificar plantaciones tempranas, otoño-invernales. Plantar más adelante significa que la semilla pueda sufrir deshidratación y perder capacidad».
Por otro lado, mencionó cómo desafío el control de malezas y fertilización. «Ya tendríamos que estar cerrando la campaña, sin embargo los precios de los insumos han generado mucho malestar y problemas de financiación, sobre todo por el precio del fertilizante que se duplicó«, dijo Romero.
En este sentido la Estación cumplió un rol importante al brindar alternativas de reducción de costos, manteniendo la calidad y la nutrición combinando productos sintéticos con biofertilizantes. Cómo así también el uso de herbicidas preemergentes y de emergencia temprana.
«Los cañeros saben que estamos para responder sus consultas y pueden llegar a la Estación. También encontrarán mucha información en nuestra página web muy útil«, finalizó.