Las economías regionales engloban un abanico tan diverso y variado de actividades agropecuarias que llegar a un conclusión acabada y unificada de cómo transitó el sector el año se vuelve casi imposible. No obstante, sí existen puntos en común entre las diferentes producciones que permiten esbozar una radiografía de este compendio de rubros.
Durante 2021, la realidad de las distintas actividades se divide según qué mercados abastecen, en particular, si son producciones orientadas a la exportación o más bien volcadas al consumo interno. Las primeras tuvieron en general un buen año, con mercados demandantes y precios internacionales altos. Las segundas, en cambio, sufrieron los vaivenes de la economía y de los consumidores locales, lo que se tradujo en volatilidad de los valores y caída en el consumo.
Un aspecto común a todas fue la suba de los costos de producción, en especial para las que utilizan fertilizantes y agroquímicos, cuyos precios hasta se triplicaron. También hubo dificultades para hacerse de repuestos de maquinaria y falta de mano de obra en aquellas actividades intensivas. La presión fiscal, más allá de que haya habido reducciones y eliminaciones de derechos de exportación a varios productos; y la inestabilidad macroeconómica, fueron factores negativos debido a la falta de previsibilidad de las políticas oficiales.
Rentabilidad, volumen y volatilidad
Silvina Campos Carlés, economista de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), consideró que 2021 fue un año de “recuperación general” para las economías regionales, no solamente por la salida parcial de la pandemia sino también porque hubo un proceso de recomposición de costos, infraestructura y mercados. “En muchos casos fue un año muy bueno con rentabilidad positiva y de mucho volumen y en otros, fue de mucha volatilidad, sobre todo, lo respectivo al mercado interno. La mayoría con destino de exportación terminaron bien, pero las del mercado interno terminaron pidiendo la hora”, dijo.
Esa recuperación, dijo Campos Carlés, estuvo liderada por el sector forestal, el cual fue duramente castigado en 2020 con casi nula actividad, cuando la pandemia de coronavirus paralizó la actividad de la construcción. “Lo importante fue su capacidad de recuperación, por lo rápido que se pudo levantar este año, y aprovechar las oportunidades”. Así,por ejemplo, las exportaciones saltaron 63%, mientras que los precios crecieron 120% interanual, casi duplicando el aumento de los costos.
La recuperación estuvo liderada por el sector forestal, que había sido duramente castigado en 2020, cuando la pandemia de coronavirus paralizó la actividad de la construcción
La apicultura es otra de las actividades que mejor performance tuvo a lo largo de 2021, con muy buenos precios internacionales y un incremento del 25% en los despachos al exterior, cifra que toma mayor contundencia si se contempla que más del 90% de la producción nacional se exporta.
Otro punto relevante fue la ganadería porcina, la cual “ganó volumen, mercado interno y precio” a pesar de que a partir de junio las exportaciones se derrumbaron. De todas maneras, se debe considerar que la participación de estos en la producción continúa siendo minoritaria. Así, la actividad porcina exhibe un crecimiento del 7% interanual.
La ganadería porcina ganó volumen, mercado interno y precio, aunque a partir de junio las exportaciones se derrumbaron
Por último, los granos considerados como economías regionales, como el girasol o el sorgo, también tuvieron un buen año con aumentos en la producción y los precios internacionales, mientras que el vino también tuvo un correcto desempeño con un alza en los valores, que superaron el incremento de costos.
La peor de todas
En la vereda de enfrente, con una de las peores performance, la especialista señaló a la producción de papa, que tuvo en 2021 una sobreproducción que derrumbó el precio un 17%. La realidad de las hortalizas no fue diferente, sostuvo Campos Carlés, con una volatilidad en precios muy marcada que hizo mella en el productor, en especial, los de cebolla y tomate, entre otros.
Los cítricos tampoco tuvieron a su principal mercado externo, la Unión Europea, cerrado durante todo el primer semestre y enfrentaron el ya repetido problema de falta de oferta de mano de obra. Otro rubro que no levantó cabeza fue el de ovinos, con un precio de la lana hundido, con mermas cercanas al 50% interanual, un mercado externo en caída y un consumo interno del cordero cada vez más deprimido.
Punto aparte merece la ganadería vacuna, que Campos Carlés contabiliza como una economía regional. Para la economista, fue una de las actividades más golpeadas durante el año, no por cuestiones de precios, los cuales para los criadores se mantuvieron en un alto nivel, sino por las intervenciones del Gobierno nacional en el mercado.
Derechos de exportación, falta de mano de obra y ley integral
El director de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Pablo Vernengo, consideró como puntos importantes del año del sector las bajas o eliminación de los derechos de exportación a un número importante de productos en los primeros meses de 2021, cuestión que tuvo que ser revisada a mitad de año y que se terminó de completar con los anuncio s de nuevas exenciones o reducción a principios de 2022.
“Esto fue importante porque había muchos sectores que habían perdido competitividad y mercados y va en línea con un reclamo histórico que CAME hizo”, indicó Vernengo en diálogo con Infobae respecto a la iniciativa oficial que modificó el esquema de retenciones en más de 4.500 posiciones arancelarias. Sin embargo, productos como la leche quedaron sin cambios con retenciones del 9% o el tabaco con el 12%.
Más allá de que se mantengan esos derechos de exportación a determinados productos, Vernengo considera que la merma en las arcas del Estado que generaría eliminarlos son mínimos. “La verdad es que las retenciones en las economías regionales son de muy bajo impacto fiscal. Se podrían eliminar a cero a todas y no lo hacen para que un sector del agro no tenga privilegios con respecto a otros. Eso es muy chato”, se quejó.
Otro punto que el dirigente de CAME consideró importante fue que el Gobierno nacional dictó un decreto que compatibilizaba los planes sociales con el empleo temporal registrado, cuestión central para las economías regionales que suele tomar trabajadores de manera temporaria para labores en los campos. “Es una medida importante porque hay varios beneficiarios: el trabajador que seguirá cobrando el plan y el Estado, porque va a haber más trabajo registrado. Ese fue un paso importante”, señaló. No obstante, en épocas electorales la medida no alcanzó y la problemática de falta de mano de obra se siguió repitiendo, según Vernengo, por la utilización de los punteros políticos de los planes sociales.
Por último, Pablo Vernengo sostuvo que a 2021 le faltó la aprobación de una ley integradoras que contemple lo que es la cadena de valor en las producciones de las economías regionales y que se implementen amortizaciones aceleradas, créditos con tasas “razonables”, reducción de los costos a través de las cargas patronales y la reducción del IVA en el consumo de energía para producciones, entre otros puntos.
Fuente: Infobae