Los próximos tres meses serán muy difíciles para las empresas argentinas consumidoras de maíz porque la disponibilidad del cereal será por demás escasa.
Una mayor proporción de maíz tardío, acompañada de un sustantivo recorte de la producción de maíz temprano por el desastre climático, implicaría un ingreso de cerca del 85% de la oferta total de maíz 2022/23 recién después de terminado el mes de mayo.
“Para tomar dimensión de estos dos factores, hay que considerar que, en los últimos cinco años, al 31 de mayo ya había ingresado, como promedio, el 50% de la cosecha maicera”, explica un informe publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Si bien –por el momento– se espera una cosecha de 35,0 millones de toneladas de maíz 2022/23, la oferta esperada total, sumando un stock inicial de campaña de 6,7 millones de toneladas, sería en el presente ciclo de 41,7 millones.
La BCR, de todas maneras, aclara que tales estimaciones de flujos comerciales se realizaron tomando en cuenta las estimaciones de cosecha realizadas al pasado 8 de marzo, pero que “en tanto persista la falta de agua en el grueso de las zonas productivas argentinas, la producción de granos gruesos 2022/23 podría continuar su sendero decreciente”.
En lo que respecta a la soja, el flujo a fines de este mes de marzo aspira a ser un 30% menor al promedio de los últimos cinco años, mientras que hacia el cierre de cosecha de soja (finales de junio) se espera que el volumen cosechado termine un 37% por debajo de ese promedio.
En el caso de la soja, parte del déficit de oferta está siendo cubierto por importaciones de poroto proveniente de Brasil y Paraguay, país este último que comenzará a enviar un mayor volumen a partir del presente mes de marzo.
“La cosecha de soja paraguaya se muestra mejor que el año pasado, pasando de 4,0 en la campaña anterior a casi 9,0 millones de toneladas en 2022/23”, remarca el informe de la BCR. (Bichos de Campo)