Luego de siete meses, la soja en Chicago volvió a perforar la barrera de los U$S 500 por tonelada y cerró cerca de los U$S 486. Este espiral descendente encuentra al cultivo argentino en uno de sus peores registros productivos de los últimos 20 años, con una cosecha de apenas 21,5 millones de toneladas.
Entre marzo y mayo, la valuación del volumen proyectado de exportaciones del complejo soja para la actual campaña se compone de 2,5 millones de toneladas de poroto, 19 millones de toneladas de harina y 3,4 millones de toneladas de aceite.
Más allá de la “supercosecha” en Brasil, existen varias razones para explicar esta tendencia bajista. Por un lado, la recomposición del nivel de inventarios en Estados Unidos a su nivel más alto en cuatro años y la salida masiva de fondos de inversión posicionados en soja en el mercado de Chicago.
Este último punto no es menor. “El posicionamiento neto de los fondos de inversión en soja se ubica actualmente en un mínimo que no se veía desde noviembre del 2021”, señalaron desde la bolsa rosarina.
En paralelo, se registraron cinco semanas consecutivas de cierres de posiciones y una tendencia marcadamente bajista en la posición neta de los fondos.
¿PUEDE REVERTIRSE ESTA TENDENCIA?
Los analistas estiman que, en el corto plazo, no se visualizan señales que permitan revertir la tendencia decreciente en las cotizaciones del complejo soja.
Las señales que llegan desde Estados Unidos no son buenas para nuestro país, porque los farmers americanos avanzan a buen ritmo en la siembra de su nueva campaña.
En Estados Unidos, las únicas dudas pasan por el clima, a partir de la menor oferta disponible de agua en regiones de Nebraska y Kansas. El dato no es menor, porque entre ambos estados concentran el 10% de la producción sojera en ese país.
“Por el contrario, hacia el este del cinturón sojero, donde se produce la mayor parte de la soja norteamericana (incluyendo los estados de Iowa, Illinois e Indiana), las condiciones de humedad se ven mayormente óptimas”, remarcaron desde la BCR.
La entidad remarcó que sin fuertes argumentos alcistas, la caída del precio de la soja en los mercados de referencia lucía inevitable. “A nivel local, sin embargo, los incentivos para su producción, procesamiento y exportación aún pueden venir del lado de la política comercial“, concluyeron.
EL IMPACTO PARA EL PAÍS
Esta situación tiene consecuencias inmediatas para Argentina: en estos dos meses en que los precios comenzaron a caer, la proyección de exportaciones de poroto (2,5 millones de toneladas), harina (19 millones) y aceite (3,4 millones), se redujo en U$S 1.300 millones.
“Como resultado, a los valores actuales, la liquidación de divisas del principal complejo exportador de la economía argentina evidenciaría una pérdida interanual de US$ 8.000 millones el año en el ciclo 2022/23, respecto de la anterior campaña 2021/2022″, agregó la BCR.
(Fuente: Infocampo)