La estabilidad de algunos híbridos en una campaña adversa, la variabilidad en fechas de siembra y su impacto en los rendimientos, la presencia del vector Dalbulus Maidis, síntomas de achaparramiento y la importancia de la elección del híbrido maximizar rendimientos y el maíz para la sustentabilidad del sistema. Estas fueron las condiciones más destacadas a la hora de evaluar los resultados basados en una red de macroparcelas de maíz en Tucumán y en el Norte argentino, afirmó Daniel Gamboa a partir de datos obtenidos por segundo año consecutivo de esta red, coordinada por Gustavo Maddoni y distribuida por todo el país.
Al analizar los resultados, Gamboa dio una serie de recomendaciones para la siembra:
– Elección del antecesor: el tipo de cultivo que precede al maíz tiene un impacto significativo en el rendimiento. Garbanzo, vicia, soja y trigo son algunas de las opciones a considerar. Es fundamental evaluar el antecesor adecuado y ajustar las estrategias en consecuencia.
– Gestión de la cobertura del suelo: mantener una cobertura adecuada del suelo es esencial para conservar la calidad y cantidad del suelo. La utilización de cultivos de cobertura puede ser una herramienta valiosa para este propósito y para mejorar la salud del suelo.
– Barbechos eficientes y largos: realizar barbechos de manera eficiente y prolongada, secándolos temprano, es crucial para preparar el terreno de manera adecuada y evitar problemas futuros con malezas y plagas.
– Reservas de agua en el perfil: al momento de la siembra, contar con suficientes reservas de agua en el perfil del suelo. Medir la humedad es una práctica recomendada para tomar decisiones.
– Selección de híbridos: la elección de híbridos adecuados es esencial para maximizar los rendimientos. Los agricultores deben evaluar con cuidado las características de los híbridos disponibles y seleccionar los adecuados.
– Plan de fertilización estratégica por lote: garantizar que las necesidades nutricionales del cultivo sean satisfechas de manera óptima. Esto implica una gestión precisa de nutrientes, como el nitrógeno y el fósforo.
– Siembra precisa: la siembra se debe realizar de manera óptima, respetando los espacios y logrando emergencias parejas. Un adecuado esparcimiento entre plantas y una siembra uniforme son esenciales para un rendimiento homogéneo.
– Control de malezas: anticiparse a los problemas de malezas es crucial. Si es necesario, repetir los barbechos y utilizar herbicidas preemergentes recomendados según las especies de malezas ayudarán a mantener el campo limpio de malezas competitivas.
– Monitoreo continuo: realizar monitoreos frecuentes con personal capacitado es esencial para identificar a tiempo plagas y enfermedades que puedan afectar al cultivo.
Por otro lado, Franco Scalora dijo que el sorgo fue el cultivo resiliente ante las adversidades climáticas durante la campaña.
(Fuente: La Gaceta)