El mercado de la soja, un pilar fundamental de la economía de nuestro país, enfrenta un escenario complicado. A valor constante, el precio de la soja ha caído a su nivel más bajo en 18 años, lo que representa un golpe significativo para el país, tanto en términos económicos como en su capacidad para generar divisas. En diálogo con SUENA A CAMPO, Eduardo Robinson, economista, analizó las implicancias de este derrumbe en el precio de la soja y su impacto en la economía argentina.
– ¿Qué factores han contribuido a que el precio de la soja alcance su nivel más bajo en 18 años a valor constante?
– fundamentalmente vos sabés que el mercado de grano, sobre todo a nivel mundial y el precio de la soja, que es básicamente algo que siempre está en la lupa de todo lo que tiene que ver con la economía argentina, fundamentalmente se debe a aspectos de oferta y demanda. Acá, lo que estamos viendo, con este desplome fuerte que está teniendo en las últimas semanas el precio internacional de la soja, obedece fundamentalmente a que Estados Unidos, las previsiones que hace el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el USDA, está marcando de que va a ser una producción récord en el principal productor de soja a nivel internacional. Y esto es lo que estamos viendo, que hay unas estimaciones realmente muy buenas en cuanto a la campaña, por un clima muy propicio que se está registrando en todo el cinturón sojero en los Estados Unidos. Entonces, esto está haciendo que el precio internacional, bueno, esté bajando, estamos hablando de periodos realmente muy importantes, 18 años que no se veía esta baja tan importante en términos reales, es decir, ajustado por inflación.
– ¿Qué impacto tiene este declive sobre la balanza comercial argentina y la generación de divisas?
– Argentina necesita la cosecha. Hemos tenido una campaña en la Argentina donde, según algunas estimaciones, todavía quedan alrededor de 30 millones de toneladas sin vender. Y hemos tenido una campaña que ha sido a cuenta gota, lo que tiene que ver con la liquidación de la cosecha. Esto, primero, porque el precio internacional más bajo, las condiciones en el tipo de cambio, las retenciones, esto no ha sido demasiado propicio para lo que tiene que ver con la Argentina. Y entonces estamos mirando una balanza comercial que, precisamente, si este panorama lamentablemente se acentúa, en septiembre empieza todo lo que tiene que ver con la cosecha en el hemisferio norte, y es probable que, lamentablemente haya menos ingresos de divisas. Y, por supuesto, esto trae más tensiones en un mercado que, por ahora, vos sabes todos los problemas relacionados con el cepo, la falta de dólares que tiene la Argentina. Esto puede ser un impacto importante en todo lo que tiene que ver con, no solamente con la balanza comercial, sino también con la posición de reservas internacionales de la Argentina. Y, por supuesto, con todo el esquema cambiario que plantea el gobierno, es decir, puede retrasar más la salida del cepo, puede traer aparejado algunas tensiones o tener que sacrificar más reservas. Ya el Banco Central tiene reservas negativas en estos momentos, las reservas de libre disponibilidad. Entonces, esto no es un buen panorama para lo que tiene que ver con el mercado o, concretamente, con la situación financiera de Argentina.
– ¿Qué rol juega la demanda global y los mercados internacionales en este declive de los precios, y cómo debería posicionarse Argentina frente a este escenario?
– Habrá que ir viendo, si bien lo bueno es que las estimaciones están, de que aparentemente esto sería, algo que Argentina va a tener que pensar en algún tipo de política que le permita, en todo caso, fortalecer la posición de reservas, no perder demasiado, y ahí habrá que ver si el gobierno implementa en primer lugar alguna reducción en lo que tiene que ver con las retenciones, dependiendo de cómo venga la situación fiscal de Argentina, poniendo la lupa en lo que tiene que ver con el banqueo, con la moratoria que está vigente, es decir, para no desarticular el programa fiscal de las cuentas públicas que viene llevando adelante la gestión del Milei.
– ¿Qué proyecciones existen para el futuro cercano en relación con la recuperación o estabilización del precio de la soja?
– Esta vez vamos a tener que pasar el verano, porque va a ser un verano donde probablemente, todo lo que tenga que ver con anuncios relacionados con la pregunta anterior. Si el gobierno va o no a tocar las retenciones, cuáles van a ser las señales y, sobre todo, cómo viene el clima. Eso van a ser, me parece, los factores fundamentales para Argentina. El contexto, pero también el clima y lo que tiene que ver con la política económica interna. Señales más claras, sobre todo, si el tipo de cambio se mantiene devaluándose un 2%, y una inflación que, por ahora, corre al 4% mensual. Entonces, bueno, ahí hay un conflicto con el tipo de cambio, con lo cual esto me parece que amerita, bueno, un poco más de actividad en lo que tiene que ver con la política comercial de Argentina para que, cuando empiece la siembra para la próxima campaña, haya señales un poco más claras.
– Finalmente, ¿qué mensaje le daría a los productores y al gobierno en este contexto de precios bajos, considerando el papel crucial de la soja para nuestra economía?
– Yo creo que este contexto internacional le da a la Argentina hace que sea necesario rediscutir la política agrícola, sobre todo teniendo en cuenta la parte fiscal, si es que el gobierno va a al menos tener una reducción o va a implementar alguna reducción en lo que tiene que ver con las retenciones, para mejorar algo el tipo de cambio para el exportador, o de lo contrario. Si es que hay un tipo de cambio en estas condiciones, más sumado a que pueda haber condiciones no tan favorables como las que tuvimos este año, el verano que viene las condiciones van a ser bastante adversas de todo lo que tiene que ver con la producción, siempre centrándonos en la soja. Entonces, me parece que esto amerita una visión y un detenimiento más firme en lo que tiene que ver con la política agraria, sobre todo en la parte de retención, en la parte fiscal.
– ¿Cómo está la situación económica en Argentina en general? ¿Qué expectativas hay?
– Es una economía que viene mostrando una baja en la inflación, pero que bueno, en los últimos tres meses se estancó, digamos, esa reducción, porque estamos hablando de valores de 4,2, 4,6 y 4% para julio. Una inflación que disminuye, pero que va disminuyendo ahora ya en cámara lenta. Sobre todo, teniendo en cuenta estas perspectivas de que todavía quedan incrementos de combustibles, reacomodamiento de precios relativos, que hacen que todavía el panorama inflacionario no esté demasiado claro, y con una pauta de devaluación del 2%, donde precisamente la luz amarilla se prende en cuanto a que si el gobierno va o no a tener que reacomodar el tipo de cambio. Por ahora, las señales oficiales que no, pero como venimos conversando, es decir, el clima, la situación fiscal de los sectores, sobre todo el sector agrícola, que es el principal proveedor de divisas a la economía argentina, bueno, va a estar más exigido. Y no te digo nada si las cuestiones climáticas son más adversas que las que hemos tenido este año. Habrá que ir viendo eso, porque la Argentina hoy depende, por supuesto, de la entrada de divisas, de cómo el Banco Central recomponga reservas para ir dando señales más claras respecto de la política cambiaria, y de esa manera también, bueno, traer alguna perspectiva también un poco más clara en cuanto al sendero que va a tener la tasa de inflación.
(Fuente: Suena a Campo)
