De cara a la campaña de granos 2024-2025, las decisiones sobre la siembra de soja están marcadas por factores climáticos clave, como las lluvias y la influencia del fenómeno de La Niña. Para comprender mejor cómo estos factores afectan las estrategias de los productores, en diálogo con SUENA A CAMPO, el ingeniero José Sánchez de la Estación Experimental, quien nos compartió su visión sobre el manejo del perfil del suelo y la importancia de elegir los momentos adecuados para la siembra.
Las lluvias previstas para los próximos días en Tucumán y la región podrían ser un factor decisivo para los productores de soja en cuanto a la fecha de siembra. «Las precipitaciones que se esperan entre hoy y el jueves abarcarán toda la zona granera de Tucumán. Ya hemos tenido algunas lluvias hace un par de semanas que activaron las malezas, lo que llevó a los productores a tomar acción para mantener los lotes limpios», destacó Sánchez. La acumulación de agua permitirá a los agricultores avanzar con el barbecho, clave para preparar los suelos antes de la siembra de diciembre. «El desafío inmediato será gestionar las malezas para mantener los lotes limpios de cara al cultivo«, agregó.
Uno de los puntos de mayor debate entre los productores es cuándo es el mejor momento para sembrar, en especial en un año con la influencia del fenómeno La Niña. Según el ingeniero Sánchez, la decisión varía en función de la zona geográfica. «En la región este de Tucumán, la recarga hídrica es más lenta y comienza más tarde, por lo que los productores suelen esperar más antes de sembrar. En cambio, en la zona pedemontana, las lluvias de fines de noviembre permiten una siembra más temprana«, explicó.
El ingeniero también hizo hincapié en que las siembras tempranas, aunque prometen mayores rendimientos, pueden ser más riesgosas. «Si se corta la lluvia a mediados de diciembre, como ha ocurrido en años anteriores, los cultivos tempranos pueden no alcanzar su rendimiento potencial«, advirtió. Esta vulnerabilidad está ligada a la posibilidad de un año con precipitaciones por debajo de lo normal, tal como se espera para este ciclo. «Este año, la región núcleo de nuestro país podría verse afectada negativamente por La Niña, pero para Tucumán se esperan condiciones dentro de los rangos normales», afirmó.
Además del factor climático, Sánchez subrayó la importancia de tener en cuenta el cultivo antecesor, es decir, qué tipo de cultivo se trabajó previamente en el lote. «Dependiendo de cuánto agua haya dejado en el suelo, los productores deberán decidir si esperar una mayor recarga hídrica antes de sembrar», explicó. Esta consideración es crucial en zonas donde la acumulación de agua es más lenta, ya que si el suelo no está completamente recargado, el rendimiento de la soja puede verse comprometido.
Otro aspecto clave es la elección de las variedades de soja. «Hay que considerar variedades más defensivas en cuanto a su estructura y rendimiento«, sugirió Sánchez. En años con precipitaciones inciertas, los productores deben optar por variedades que se adapten mejor a las condiciones climáticas, además de ajustar la densidad de plantas para optimizar el rendimiento ante posibles faltantes de agua.
El fenómeno climático de La Niña, que se caracteriza por una menor cantidad de precipitaciones en algunas regiones, genera incertidumbre en los productores tucumanos. Aunque la zona núcleo del país podría sufrir un déficit hídrico, en Tucumán las lluvias podrían concentrarse en pocos meses, lo que requerirá un análisis detallado de cada caso particular. «A veces en vez de llover de noviembre a abril, las precipitaciones se concentran en dos o tres meses. Esto implica que los productores deben ajustar su estrategia, considerando qué cultivar utilizar y qué grupo de madurez es el más adecuado«, explicó Sánchez.
En este sentido, el ingeniero recomendó adoptar un enfoque flexible y adaptativo, donde las decisiones se tomen en función de las condiciones cambiantes. «Es importante que los productores reciban un buen asesoramiento, ya que cada lote y cada agroempresa tiene sus particularidades», afirmó.
Finalmente, Sánchez destacó el trabajo interdisciplinario que se realiza en la Estación Experimental, donde expertos en meteorología, manejo de suelo, fitopatología y malezas colaboran para brindar información precisa y útil a los productores. «Nuestro equipo está disponible para brindar asesoramiento y ayudar a los productores a planificar de la manera más detallada posible«, señaló.
En resumen, las lluvias de octubre brindan una oportunidad para avanzar con el barbecho y planificar la siembra. Sin embargo, la recomendación general es que los productores esperen una recarga hídrica más completa antes de sembrar, especialmente si están trabajando con suelos que han sido ocupados por cultivos de invierno o de servicio. «Es fundamental evaluar las condiciones del suelo y ajustar la estrategia de siembra en función de las particularidades de cada lote«, concluyó Sánchez.
La campaña de soja 2024 se presenta con desafíos, pero también con oportunidades para aquellos que sepan anticiparse y tomar decisiones informadas.
(Fuente: Suena a Campo)