Tucumán se abre camino en un cultivo novedoso para la región: el café. Con el desarrollo de una variedad propia, la provincia está explorando nuevas oportunidades tanto agrícolas como económicas. En Vivero Citrus, José Luis Palacios lidera el desarrollo de plantines de café, un proyecto que podría diversificar y fortalecer la agricultura local. En diálogo con SUENA A CAMPO, Palacios se refirió al potencial de este cultivo y los desafíos de su adaptación a las condiciones de Tucumán.
Este proyecto responde a la creciente demanda local y a la oportunidad de crear una alternativa de producción agrícola en la región, con potencial de reducir las importaciones de café y fortalecer el mercado local. “Hace aproximadamente tres años, comencé a recibir pedidos de algunos productores y ahí me empecé a interesar en el cultivo”, explicó Palacios sobre el origen del proyecto.
Palacios comenta que la iniciativa surgió a pedido de los mismos productores, y se basa en investigaciones realizadas en la provincia hace unas décadas, cuando se probaron diversas variedades de café bajo distintos niveles de sombra. La zona de Alto Verde fue clave en estos ensayos, demostrando que las plantas de café, sensibles al sol y las altas temperaturas, necesitan una sombra específica para desarrollarse de forma óptima. “Se hizo un ensayo de poner plantas con noventa por ciento de sombra, con sesenta por ciento, y al aire libre. Hubo distintos resultados y ahora queremos poner en práctica un poco más este cultivo”, detalla Palacios, destacando que, a pesar de los desafíos, es un cultivo con gran potencial en Tucumán.
Uno de los puntos más interesantes del proyecto es la elección de la variedad Geisha, conocida mundialmente como una de las más cotizadas por su sabor y aroma únicos. Este tipo de café, además de ser uno de los más caros, es muy buscado por grandes empresas para mejorar la calidad de sus mezclas. “Es una variedad con sangre arábiga y es muy apetecida en el mercado por su bouquet. Es una de las razones por las cuales la elegimos para incorporarla a nuestra producción”, afirmó Palacios.
En cuanto a la viabilidad del proyecto y la expectativa de expansión, Palacios sostiene que el mercado de café en Argentina ofrece una oportunidad única. La gran mayoría del café consumido en el país es importado, lo que abre una puerta para que la producción local pueda satisfacer parte de esa demanda y reducir la salida de divisas del país. “Nos entusiasma que el noventa y ocho o noventa y nueve por ciento del café que se consume en Argentina es importado. Entonces, pensamos que podríamos producirlo aquí para evitar esa salida de divisas”, señala.
Este proyecto no solo busca satisfacer el mercado local, sino también conectar a los productores tucumanos con grandes marcas cafeteras del país, interesadas en comprar café producido en suelo argentino. Palacios menciona que están en diálogo con representantes del sector, quienes ven con buenos ojos la posibilidad de adquirir un café de calidad, cultivado en el país y a un costo potencialmente más bajo que el del café importado. Sin embargo, advierte que el proceso no termina en la cosecha. “El desarrollo del café no es solo producir el grano, sino también industrializarlo, tostarlo. Hay que implementar maquinarias especializadas para la parte industrial, y en eso ya estamos en conversaciones con algunos organismos nacionales e internacionales”, explicó Palacios, subrayando la importancia de un enfoque integral en toda la cadena de producción.
En cuanto a los tiempos y las condiciones necesarias para obtener una primera cosecha, Palacios detalla que los productores pueden esperar sus primeros granos industrializables aproximadamente a los tres años de haber plantado. “Desde el desarrollo del plantín hasta obtener la primera cosecha pasan unos tres años. Es un proceso de adaptación y paciencia”, dijo Palacios, enfatizando que este tiempo permite ajustar las técnicas de cultivo y adaptación del café a las condiciones de cada terreno.
La zona serrana de Tucumán ha sido identificada como el área más apta para el cultivo de café. Palacios explica que, al ser una planta sensible al frío y el calor extremo, es esencial establecer plantaciones en un sotobosque, que permita a los cafetos crecer bajo una cobertura natural que les provea sombra y evite la exposición directa al sol. “Lo ideal es plantarlo en un sotobosque, en terrenos serranos donde la vegetación natural pueda brindar la protección que el café necesita”, detalló.
Palacios reconoce que el cultivo del café en Tucumán aún está en fase de aprendizaje y experimentación, y anima a los productores interesados a sumarse a este nuevo desafío agrícola. “Al ser un cultivo nuevo, la gente está entusiasmada porque el precio de una hectárea puede ser bueno, pero también hay que conocer y aprender. Es recomendable empezar con pequeñas extensiones y experimentar con distintas geografías, niveles de sombra y altitud para asegurar buenos resultados”, aconseja Palacios, resaltando la importancia de la paciencia y la adaptación.
Con estas perspectivas, el vivero Citrus continúa trabajando en la expansión del cultivo del café en la provincia y en la capacitación de los productores que busquen diversificar sus actividades. “Con los primeros resultados obtenidos en estos tres años, ya podemos planificar una expansión de este cultivo. Hay empresas que están programando sembrar varias hectáreas, y nuestro objetivo es continuar mejorando y aprendiendo para que el café tucumano sea una realidad”, finalizó Palacios, confiado en el futuro de este proyecto.
(Fuente: Suena a Campo)