El petróleo y el agro han emergido como pilares fundamentales para la economía argentina bajo la presidencia de Javier Milei. En diálogo con el economista Eduardo Robinson, exploramos cómo estos sectores están impulsando la recuperación económica del país y qué desafíos enfrentan en el contexto actual. Según Robinson, «el programa económico del gobierno ha comenzado con una fuerte reducción del déficit público, lo que permitió ordenar las cuentas públicas y sentar las bases para que sectores generadores de divisas, como el agro y el petróleo, lideren la actividad económica«.
El gobierno, sostiene Robinson, se ha apoyado en políticas como la Ley Bases, que incentiva inversiones superiores a 200 millones de dólares en sectores estratégicos. Este marco, dice, «es un instrumento clave para dinamizar actividades fundamentales, como el petróleo, la minería y la agricultura, que no solo aportan dólares, sino que también alivian las tensiones en el mercado cambiario«.
En el caso del petróleo, Neuquén es la provincia más destacada gracias a Vaca Muerta, el principal yacimiento no convencional del país. Sin embargo, su rentabilidad depende de los precios internacionales. Actualmente, el barril de petróleo WTI ronda los 72 dólares, un nivel que, según Robinson, permite que Vaca Muerta sea rentable. «Si los precios bajan, podría haber dificultades, pero mientras se mantengan en estos niveles, las provincias petroleras como Neuquén, Santa Cruz, Chubut y Río Negro seguirán siendo protagonistas«, explica.
Por otro lado, el agro continúa siendo una de las principales fuentes de ingresos para el país. Con buenas condiciones climáticas, se espera una producción alentadora de soja, maíz y trigo. «El clima está acompañando hasta ahora, pero aún debemos esperar para confirmar una buena cosecha«, advierte Robinson. Además, destaca la importancia del biocombustible, particularmente en el noroeste argentino. Según el economista, «si el precio del petróleo sube, los biocombustibles podrían convertirse en una alternativa más competitiva, dinamizando economías provinciales como las de Tucumán, Salta y Jujuy«.
A nivel internacional, las variables son más inciertas. Robinson menciona que «el fortalecimiento del dólar, impulsado por la expectativa de una nueva presidencia de Donald Trump, podría debilitar los precios de los commodities«. Sin embargo, aclara que la demanda global de productos como la soja y sus derivados se mantiene sólida, lo que podría compensar esa posible caída. «Es un escenario de una de cal y una de arena: un dólar fuerte podría presionar a la baja los precios, pero la demanda tonificada ayudaría a amortiguar el impacto«, concluye.
En este contexto, el futuro de la economía argentina dependerá de múltiples factores: desde el clima y las políticas locales, hasta las dinámicas internacionales del dólar y los precios de los commodities. Mientras tanto, tanto el agro como el petróleo seguirán desempeñando un papel central en la generación de divisas y en la reactivación de las economías regionales. Robinson resume la situación con una mezcla de optimismo y cautela: «Por ahora, las condiciones parecen alinearse, pero hay que estar atentos a lo que ocurre tanto a nivel interno como externo para aprovechar al máximo esta oportunidad«.
(Fuente: Suena a Campo)