El debate sobre la eliminación de las retenciones y otros impuestos al sector agropecuario ha resurgido con fuerza en la agenda económica del país. En Expoagro, economistas como Carlos Melconian y Luis Caputo coincidieron en que las condiciones están dadas para discutir este tema clave para la competitividad del agro. El Gobierno, por su parte, ha expresado que el sector es una prioridad en la reducción de impuestos.
Para analizar el impacto de estas declaraciones y lo que puede suceder en el ámbito económico, entrevistamos al economista Eduardo Robinson, quien ofrece una visión clara sobre la situación actual y las posibles medidas a tomar. «El sector está iniciando la cosecha gruesa y, aunque el clima no ha sido completamente benigno, tenemos un volumen de exportación importante, particularmente en soja«, señala Robinson.
En cuanto al panorama fiscal, Robinson recuerda que el Gobierno eliminó algunas retenciones hasta junio, una medida vinculada con la situación cambiaria y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. «Sabemos que todo lo relacionado con el FMI depende de cómo será el tipo de cambio a futuro y si habrá o no levantamiento del cepo», explica. «Las retenciones son un mal impuesto que el sector ha soportado por demasiado tiempo, y con un tipo de cambio muy ajustado, el Gobierno deberá revisarlas cuanto antes para devolverle competitividad genuina al agro».
En términos de rentabilidad, el economista enfatiza que los costos en dólares han subido y que los precios internacionales no son particularmente favorables. «Con un tipo de cambio tan justo y precios no demasiado buenos para las exportaciones, el Gobierno debe empezar a evaluar la eliminación de retenciones en la medida de lo posible, dependiendo del cuadro fiscal. Es fundamental darle al productor previsibilidad y un horizonte de planificación a largo plazo, más allá de una eliminación temporal hasta junio».
Sobre la viabilidad fiscal de esta medida, Robinson cree que sí es posible reducir las retenciones sin afectar severamente las cuentas públicas. «El Gobierno tiene un fuerte compromiso con la reducción del gasto público y con la reactivación de la economía. A medida que la actividad económica se recupere, la eliminación o reducción de retenciones tendrá un impacto positivo en la generación de ingresos fiscales«, asegura.
El campo, según Robinson, tiene un efecto multiplicador significativo, especialmente en las economías regionales. «No es solo el productor primario quien se beneficia, sino toda la cadena productiva: soja, trigo, maíz, ganadería, e incluso actividades afines. Si queremos dinamizar la economía y aumentar la entrada de divisas, necesitamos facilitar la exportación y mejorar la competitividad del sector«.
En un contexto de restricciones externas y escasez de dólares, la actividad agrícola juega un papel clave. «Argentina tiene una restricción externa estructural; es decir, no genera suficientes dólares. Por eso, más allá del acuerdo con el FMI, necesitamos fortalecer el ingreso de dólares comerciales. El sector agrícola, con sus cadenas de valor, puede ser la punta de lanza para mejorar la ecuación cambiaria del país», explica Robinson.
Respecto a la confianza del sector en las políticas del Gobierno, el economista cree que se han dado señales positivas, aunque aún falta un plan más concreto. «El reconocimiento de la alta carga tributaria y de un tipo de cambio poco competitivo es un avance. Sin embargo, sería ideal contar con un cronograma claro para la reducción de impuestos. La planificación es clave en un sector con múltiples factores de incertidumbre, desde el clima hasta el acceso al crédito«, sostiene.
Si la reducción de impuestos no se concreta en el corto plazo, Robinson advierte sobre posibles consecuencias negativas. «Vivimos en un mundo con mucha incertidumbre. Estados Unidos está aumentando aranceles y generando tensiones en el comercio internacional, lo que podría afectar los precios de las commodities. Si los precios de la soja, por ejemplo, bajan a niveles de 300-320 dólares, en lugar de los 500-550 actuales, el impacto sobre los productores y la economía será severo«, advierte. «Por eso, es fundamental que el Gobierno acelere estos procesos y no solo piense en el sector agropecuario, sino en la estabilidad económica del país».
En este contexto de desafíos y oportunidades, la eliminación de retenciones y la reducción de impuestos al agro se presentan como un paso necesario para fortalecer la competitividad del sector y dinamizar la economía argentina. La clave estará en la capacidad del Gobierno para implementar estas medidas sin comprometer el equilibrio fiscal y en la claridad que ofrezca al sector respecto a su hoja de ruta futura.