Las recientes tormentas en Tucumán han dejado un saldo de daños materiales pero sin víctimas fatales, según informó Cristofer Brito, observador meteorológico del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). En la madrugada, intensas lluvias, ráfagas de viento y actividad eléctrica azotaron la provincia, con velocidades de viento que oscilaron entre los 50 y 80 kilómetros por hora. En zonas como Simoca, Cruz Alta y Leales, se registraron los valores más altos, con una ráfaga máxima de 80 km/h en el aeropuerto. Estos vientos provocaron la caída de árboles y postes de luz, así como la voladura de techos precarios.
El descenso de temperatura tras la tormenta fue significativo. Mientras que el día previo la temperatura había alcanzado los 32 grados, en la mañana siguiente bajó hasta los 13 grados, lo que representó una diferencia de casi 19 grados en pocas horas. Este cambio fue consecuencia del ingreso de aire frío que desplazó rápidamente la masa de aire cálido y húmedo presente en la región. Según Brito, la humedad disminuirá aún más en los próximos días debido a la influencia de esta nueva masa de aire seco.
En cuanto a las precipitaciones, las mediciones fueron muy variables según la región. En Aguilares se registraron 8 milímetros, mientras que en el aeropuerto apenas se midieron entre 2 y 4 milímetros. Las mayores precipitaciones ocurrieron en la zona de Monteros y Famaillá, con acumulaciones entre 40 y 50 milímetros. En Burruyacu, se registraron entre 50 y 60 milímetros. Estas diferencias responden a la naturaleza localizada de las tormentas de la región en esta época del año.
Brito explicó que estos fenómenos son comunes en la transición del verano al invierno, cuando el aire cálido y húmedo interactúa con masas de aire frío en su avance por el norte del país. Esta combinación provoca tormentas localizadas que pueden dejar grandes acumulaciones de lluvia en algunas zonas, además de vientos fuertes debido a las diferencias de presión. A pesar de su intensidad, la tormenta reciente estuvo dentro de los parámetros normales para la estación.
El SMN pudo anticipar con precisión la llegada del fenómeno gracias al monitoreo continuo con modelos meteorológicos avanzados, satélites, radares y datos proporcionados por aviones en ruta. Brito detalló que estos modelos permiten proyectar eventos climáticos con días de antelación, ajustando las estimaciones a medida que se obtiene información más precisa sobre la velocidad y dirección del sistema. En este caso, las previsiones indicaban que la tormenta llegaría entre las 23:00 y las 3:00 de la madrugada, aunque luego el horario se ajustó a entre la 1:00 y las 3:00, con su ingreso efectivo a la provincia alrededor de las 3:40 en la capital tucumana.
En lo que respecta a los próximos días, se espera que el aire frío continúe afectando a Tucumán hasta el jueves. Las temperaturas mínimas oscilarán entre los 10 y 14 grados, mientras que las máximas variarán entre los 17 y 25 grados. Para el viernes se prevé un nuevo refuerzo de aire frío, con cielos nublados y posibles precipitaciones en forma de llovizna, lo que marcará el inicio de un fin de semana fresco, con mínimas entre 10 y 12 grados.
En cuanto a la evolución climática a mediano plazo, Brito indicó que se espera un otoño con temperaturas normales o ligeramente por encima del promedio. Aunque en la próxima semana podrían presentarse nuevas alzas de temperatura hasta los 28 grados, la tendencia general será de un ambiente más fresco con lluvias más espaciadas y de menor milimetraje.
El balance tras las tormentas recientes en Tucumán destaca la importancia del monitoreo y pronóstico meteorológico preciso, que permitió alertar a la población con antelación y minimizar riesgos. La información proporcionada por el SMN es clave para la toma de decisiones en sectores como la agricultura y la infraestructura, especialmente en una región donde los cambios climáticos pueden afectar directamente a la producción y la vida cotidiana. Con las previsiones actuales, los tucumanos pueden prepararse para un periodo de temperaturas variables y precipitaciones menos frecuentes, característico de la transición hacia la temporada invernal.