En la constante búsqueda de diversificar la producción agropecuaria y agregar valor a cultivos no tradicionales, aparece una fruta que podría convertirse en una gran aliada del campo argentino: la uchuva. También conocida como golden berry o physalis peruviana, esta especie exótica, originaria de los Andes tropicales, ha despertado el interés de investigadores y productores por su alto valor nutricional, sus propiedades nutracéuticas y su creciente demanda internacional.
El ingeniero agrónomo Daniel Kirschbaum, investigador del INTA, conversó con Suena a Campo sobre las características de esta fruta, su potencial productivo y los desafíos que presenta su incorporación al sistema agrícola del norte argentino, en especial en la provincia de Tucumán.
Una fruta con múltiples nombres y una historia andina
«La uchuva es una planta de la familia de las solanáceas, la misma que incluye al tomate, la berenjena y el pimiento. Es una especie arbustiva que produce un fruto pequeño, anaranjado, recubierto por un cáliz que actúa como una envoltura protectora. Este aspecto tan particular no solo le da una apariencia distintiva, sino que además lo protege de plagas, enfermedades e inclemencias del clima durante su desarrollo», explica Kirschbaum.
Aunque en Argentina es prácticamente desconocida, la uchuva es nativa de países como Perú, Colombia y Ecuador, donde su consumo está mucho más extendido. Su sabor, entre dulce y ácido, junto con su aspecto llamativo, ha despertado el interés del mercado internacional, sobre todo en Europa y Estados Unidos, donde es apreciada como un «superalimento».
Potencial productivo en Tucumán y otras regiones del norte
Consultado sobre la posibilidad de cultivarla en el país, el ingeniero asegura que existen ensayos y pequeñas experiencias en la provincia de Tucumán. «Desde hace algunos años, sobre todo después de la pandemia, se ha incrementado el interés por alimentos saludables y funcionales. En ese contexto, algunos productores comenzaron a experimentar con la uchuva a pequeña escala. Si bien aún estamos en una etapa de ajuste del manejo y evaluación de adaptabilidad, los resultados son prometedores», comenta.
Según Kirschbaum, la planta se adapta bien a las condiciones del pedemonte tucumano, aunque presenta ciertas exigencias climáticas. «La uchuva necesita climas templados y húmedos, sin grandes extremos. No tolera bien ni las heladas ni las temperaturas elevadas del verano, por lo que zonas como el pedemonte, con temperaturas moderadas, serían las más adecuadas», señala.
Un cultivo con valor agregado y proyección exportadora
Además de su potencial productivo, la uchuva representa una oportunidad para diversificar la matriz agrícola regional con un cultivo de alto valor. «Se la considera una fruta fina, al igual que el arándano o la frutilla, pero con la ventaja de tener propiedades nutracéuticas importantes. Esto significa que, además de nutrir, contribuye a prevenir enfermedades y mejorar la salud», destaca el especialista del INTA.
Estas cualidades convierten a la uchuva en un producto atractivo tanto para el mercado interno como para la exportación. «La demanda en mercados internacionales está creciendo, y Argentina podría aprovechar su capacidad productiva para posicionarse como proveedor. Sin embargo, aún falta avanzar en el desarrollo genético, establecer protocolos de manejo específicos y generar una cadena comercial robusta», advierte Kirschbaum.
Desafíos y oportunidades
A pesar del entusiasmo, el cultivo de uchuva en Argentina enfrenta desafíos importantes. La falta de variedades adaptadas, el desconocimiento técnico por parte de los productores y la necesidad de desarrollar una cadena de comercialización son obstáculos que deben sortearse. No obstante, el interés creciente por parte de consumidores y productores augura un futuro prometedor.
«Estamos en una etapa incipiente, pero con mucho potencial. La uchuva puede ser una gran oportunidad para pequeños productores del norte argentino, especialmente si se la integra dentro de sistemas de producción diversificados y sostenibles», concluye Kirschbaum.
Con su sabor exótico, sus propiedades funcionales y su creciente atractivo en los mercados internacionales, la uchuva podría convertirse en el próximo boom del agro argentino. Apostar por este cultivo no solo implica innovación, sino también una nueva manera de pensar la producción en clave de salud, valor agregado y sustentabilidad.