El valor del sector lechero en Uruguay es de tal magnitud que, según destacó el Instituto Nacional de la Leche (Inale), cada año genera una cantidad de leche suficiente para alimentar a 20 millones de personas, es decir seis veces más que la población de Uruguay, con una producción que se obtiene en apenas el 5% del territorio nacional.
Esos datos integran el conjunto de cifras y conceptos que el Inale expone para definir a un sector de alta relevancia productiva, económica y social, lo que trasciende en un día especial, el 1° de junio, Día Mundial de la Leche.
Inale se sumó a esa conmemoración difundiendo el mensaje que expuso la Federación Panamericana de Lechería (Fepale): “La cadena láctea aporta al desarrollo económico de los territorios y al progreso de las poblaciones rurales, tiene un especial cuidado del medio ambiente y de la sustentabilidad, genera empleos de calidad y aporta productos con un valor nutricional único e indispensable para los seres humanos. ¡Feliz Día Mundial de la Leche!”.
La Fepale tiene como consigna permanente una exclamación: “¡Sí a la leche!”.
A propósito de datos difundidos por el Inale, se destaca que el sector lechero en Uruguay es el que genera el mayor ingreso por exportaciones medido por hectárea.
Uruguay es, además, el 7° mayor exportador mundial de leche. Los tambos tienen entre sus valores el de generar empleo en el medio rural. De la producción de leche (2.200 millones de litros al año), el 70% se exporta a más de 60 mercados y el resto se destina al consumo interno.
El 90% de la producción es procesada en complejos industriales en Uruguay, donde hay una mejora constante de los procesos con creciente incorporación tecnológica y estándares de calidad acordes a los mercados más exigentes.
Brasil con el 26%, Argelia con el 27% y Rusia con el 14% son en la actualidad los principales mercados. Con base en bloques regionales, el 37,8% se exporta a destinos en Sudamérica, el 30% a África, el 14% al mercado ruso y el 11% al asiático, citando siempre los registros más destacados.
(Fuente: El Observador)