En el contexto actual muchos tambos presentan un déficit de alimentos que, sumado a su escasa calidad condiciona la disponibilidad de nutrientes. Esta situación obliga a repensar la estrategia de alimentación, teniendo presente que los alimentos que ingresan al rumen de la vaca tienen que cubrir las necesidades básicas de mantenimiento y que solo cuando los nutrientes de los alimentos consumidos cubren estas necesidades, comienza la producción.
La calidad de los alimentos impacta en la eficiencia de conversión: mayor cantidad de leche por kg de Materia Seca (MS) consumida. Dependiendo de varios factores (como por ejemplo el momento de la lactancia), la referencia se encuentra en el rango de 0,8 a 1,4 litros/kg MS consumida y en una media de 1 a 1,1. Hasta aquí hablamos de valores y condicionantes, pero ¿cómo conseguirlo? ¿qué impacto y riesgo tienen las estrategias de alimentación en el sistema productivo?
Lo que hay que saber sobre la fibra
La fibra es tan importante como la energía y la proteína en la práctica de una alimentación equilibrada. Tiene que tener capacidad de generar la rumia y no deprimir el consumo. No debe faltar ni sobrar en la dieta. Su carencia provoca problemas de acidosis y de inversión de la grasa butírica. Los excesos afectan el consumo voluntario de los animales, provocando desbalances.
Por otro lado, es necesario saber que no todas las fibras son iguales: 1 kg de MS de un rollo de una leguminosa (alfalfa por ejemplo) no aporta lo mismo que 1Kg de MS de despunte de caña de azúcar.
Lo que hay que hacer con la fibra
Lo primero que debemos procurar es aprovechar los nutrientes de la dieta. Es sumamente importante reclasificar los alimentos disponibles y posibles de conseguir. Priorizar sus usos, siempre buscando minimizar los desperdicios.
También no debemos dejar de proyectar los requerimientos de fibra en la dieta (cantidad mínima y necesaria, pensando en ajustes estacionales) especialmente en épocas del año que es particularmente complicado por la espera que supone comenzar a utilizar la oferta de los nuevos cultivos.
Tan importante como todo lo anterior es formular una ración que permita lograr el consumo de MS requerido. A modo de ejemplo, para una vaca que produce 7.000 a 8.000 litros de leche por lactancia y que consume 20 kg de MS por día corresponderían 6 kg de silo (30%) + 6 de pastura (30%) + 2 de heno (10%) y 6 kg de concentrado energético y proteico. Existen softwares útiles para realizar los cálculos en función de la calidad de los alimentos y las categorías (RACION, NRC, entre otros). Por supuesto el productor debe recurrir al técnico o asesor a cargo de la alimentación del tambo, para que el lleve adelante los ajustes necesarios del nivel de fibra en la dieta.
Ing. Zootecnista Guido Gomez Proto
FUENTE: INTA Rafaela
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