Se trata de un proyecto que arrancó en los años 90 y que llevó más de diez años de investigación de los insectos autóctonos que actúan como enemigos naturales de las plagas. El objetivo reside en poder utilizar este sistema en futuros planes sanitarios de bajo impacto ambiental.
Con una inversión de $ 5.800.000, aportados por el ex-Ministerio de Agroindustria de la Nación a través de la provincia de Río Negro, el nuevo Centro de Multiplicación de Biocontroladores (Cemubio) del INTA Alto Valle permitirá generar tecnologías para la cría masiva de insectos autóctonos que se usan en el control biológico de plagas, en distintos cultivos. Participaron Luis María Urriza –Subsecretario de Agricultura de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria del Ministerio de Producción y Trabajo–, Alberto Diomedi – Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la provincia de Río Negro–, Juan Balbín –presidente del INTA–, entre otras autoridades.
En su discurso, Urriza se mostró “entusiasmado y alegre” por este logro que va en línea con las prioridades nacionales, como son “la fruticultura y la sanidad del sector”.
En referencia al manejo integrado de plagas, destacó el conocimiento y rigor científico del Instituto y aseguró: “Soy un fanático del INTA” y destacó toda la potencialidad del organismo, como así también las cuestiones a mejorar. En este sentido, consideró: “Clave lo que se puede resolver si se coordina más entre las diversas áreas que tratan temáticas complementarias”.
A su turno, Balbín subrayó: “Este es un logro que va a trascender porque en el sector científico y productivo se nos plantea un desafío con tres patas: aumentar la productividad, la calidad y la sustentabilidad”.
“Estos tres factores que parecen simples, pero son cada vez más complejos y, sobre todo, si se tiene como limitante la superficie y el agua. En este contexto, trabajar con controladores naturales es un elemento que trasciende todo lo que estamos acostumbrados a ver”, explicó.
Asimismo, puntualizó: “Esto es un claro ejemplo de que haciendo uso del conocimiento aplicado podemos llegar a tener un impacto muy importante” y agregó: “Vamos hacia un camino más inteligente”.
Por su parte, Liliana Cichón –especialista en control biológico de plagas en fruticultura del INTA y líder del proyecto– agradeció a “todos los que creyeron en el Cemubio y permitieron que se haga realidad tanto a nivel nacional e institucional como desde la comunidad científica”.
En referencia al Cemubio, la técnica se mostró “muy orgullosa” por el compromiso del INTA con el manejo sustentable de plagas y con el sector productivo.
Para la investigadora se trata de un proyecto “innovador a escala mundial” que arrancó en los años 90 “cuando introdujimos por primera vez en la región la posibilidad de trabajar en la reducción de productos químicos, para luego desarrollar áreas sustentables”.
“Hoy los mercados son más exigentes, con restricciones cada vez más grandes en cuanto a calidad e inocuidad: dos elementos que muchas veces se contraponen. Además, hay un marcado aumento de las producciones orgánicas en frutales y hortalizas”. En este sentido, para Cichón resulta “fundamental” crear la tecnología de escalamiento de cría masiva de enemigos naturales de un modo económico y práctico, de la mano de lograr una estrategia de empleo precisa en el terreno .
Asimismo, estuvieron presentes Rosendo Tarsetti –director General de Administración del INTA–, Daniel Lavallén –presidente del Consejo del Centro Regional Patagonia Norte del INTA–, Carlos Magdalena –director del Centro Regional Patagonia Norte del INTA– y Darío Fernández –director de la Estación Experimental Alto Valle del INTA–, entre otras autoridades.
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