Es muy habitual en los países donde el mate forma parte de la cultura, desechar la yerba mate ya utilizada en las plantas, pensando que sirve de abono para las mismas.
Lo cierto es que esta costumbre podría no ser tan buena como la mayoría de la gente piensa.
En efecto, la yerba recientemente utilizada no funciona como abono, sino que por el contrario podría resultar muy nociva para las plantas. Es que para que se convierta en abono, la materia orgánica – en este caso, la yerba mate humedecida – debería entrar en descomposición, y así convertirse en compost. Hasta que este proceso no se lleve a cabo, no sirve para ello.
Es que la materia en su proceso de descomposición, libera grandes cantidades de nitrógeno, que es una sustancia nociva para las plantas.
A su vez, al arrojar yerba sobre la tierra, se forma una capa que hace que la humedad no llegue a las raíces, donde la planta puede absorberla. Y si cae sobre las hojas, obtura los poros por los que la planta respira.
El hecho es que en general, la yerba se tira sobre la tierra de las plantas cuando está verde, cuando hemos terminado de cebar mate y necesitamos desecharla. En ese momento, la planta aún no puede absorber nutrientes.
Con el paso del tiempo, la yerba se pone negra, pero aún se identifica que es yerba por su aspecto, se denomina que la materia orgánica está lignificada. Finalmente, la yerba en su proceso de descomposición adquiere un aspecto parecido al café granulado, casi no es posible identificarla de la tierra, es cuando ha llegado a convertirse en humus y entonces sí, se convierte en un buen abono para las plantas.
En todo caso, lo recomendable para los materos que quieran aprovechar la yerba para las plantas, es realizar un compostador en casa, si es que tienen un poco de lugar en sus patios. Se trata de un espacio en la tierra donde descomponer la materia orgánica como yerba usada, cáscaras de frutas o de huevo – por ejemplo – y así generar el humus rico en nutrientes para las plantas, además de encontrar una alternativa muy ecológica para nuestros residuos orgánicos.
Cómo hacer abono orgánico con Yerba Mate
La yerba en desuso es un residuo orgánico, y así como poco a poco nos acostumbramos a reciclar cartón, papel, vidrio y otros, podemos también aprovechar este tipo de desechos para generar en nuestra propia casa abono orgánico que nos resulte útil para tener las plantas de nuestro jardín saludables.
El compost es abono orgánico y natural que sirve para mejorar la tierra de la huerta y el jardín. Al tener un compostador hogareño lo que logramos es producir menos basura, lo que genera una disminución en el impacto ambiental que producimos y así, cuidamos nuestro medio ambiente.
Para comenzar, necesitamos una maceta de cualquier tamaño, un canasto plástico o bien si tienes césped en tu casa, destinar un rincón para hacer un pequeño pozo.
Además de usar yerba mate usada, se puede aprovechar el café, saquitos de té, cáscara de huevo, frutas, verduras y hortalizas trituradas o sus cáscaras, papel de periódico, tapones de corcho, papel de cocina y cenizas. Del jardín, son aptas las hojas caídas o de poda, restos del corte del césped, hortalizas inservibles y ramas trituradas.
Todos los residuos orgánicos que vayan a formar parte de la mezcla se deben cortar en trozos bien pequeños. Se los va colocando en el recipiente o el rincón del jardín. Cada tanto, se mezcla todo.
Pasados tres meses, en un clima cálido, es muy probable que el compost esté listo, y unos cinco meses si es invierno. El compuesto orgánico está a punto cuando tiene un color marrón o negruzco, olor a bosque y una temperatura fría que indica que finalizó la actividad de descomposición microbiana.
Este fertilizante es excelente para las macetas con plantas, en la huerta junto a los cultivos, en arbustos o utilizarlo para abonar tierra. Los resultados se ven en poco tiempo.
Hay que tener en cuenta que existe dos tipos de residuos orgánicos, los que tienen alto nivel de nitrógeno como la yerba usada, café o té, frutas y verduras, sus cáscaras, las cáscaras de huevo. Y los que tienen alto nivel de carbón: pedazos de madera, ramas, hojas secas, papel, cartón, periódico.
Se deben mezclar en sucesivas capas material de ambos tipos, agregando capas finas de tierra para acelerar el proceso. Para activar la descomposición, sumar otra capa fina de cenizas de madera y harina de hueso.
Humedecer el compuesto con agua, y revolver cada tanto para que la descomposición resulte homogénea. Si se percibe un olor a podrido, significa que hay demasiada humedad. Mezclar con materia seca y revolver.
Fuente: Infoagro