En la última semana, la economía nacional atravesó un escenario de turbulencia, con subas en los dólares financieros y paralelos y un programa de incentivos al sector agroexportador que apuntaba a recuperar reservas y, hasta el momento, sigue sin reaccionar.
A medida que pasan las horas, crecen las expectativas de un ajuste cambiario, que según distintos pronósticos ocurrirá antes de las elecciones de diciembre. Ante este escenario volátil, existen dos miradas para analizar como desandará la ganadería este año tan complejo.
Por un lado, se teme que los productores sufran una fuerte descapitalización. Pero algunos números favorables, sobre todo en el engorde a corral y una mejora en las perspectivas climáticas para la cría, permiten ver algo de luz al final del camino.
En el último año, los precios ganaderos corrieron por detrás de la inflación, en todos las renglones, pero sobre en invernada. A marzo, las categorías de hacienda terminada para faena perdieron en promedio entre un 20% y 30% interanual. El criador, que vende directamente sus terneros o vacas flacas, vio caer los precios entre un 30% y 43% respectivamente, en relación a 2022.
“La seca terminó de inclinar la balanza castigando más duramente a la hacienda liviana”, advirtieron desde el Rosgan. Entre enero y marzo, de los campos de cría salieron 2,8 millones de terneros, un 23% más interanual. En el mismo período, los feedlots recibieron 1,38 millones de animales -considerando todas las categorías, un 26% más que el año pasado.
¿UNA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL?
En el vaso medio lleno, los números del negocio feedlotero -pese al incremento en todos los costos- resultan más favorable si se comparan con los que hace un año. En maíz, la suba fue del 70%, contra una inflación que superó el 100%.
Si se analiza la relación de compra-venta entre ternero y gordo -clave en el encierre a corral- es un 20% más barata en comparación a 2022. El Rosgan destacó que por primera vez desde 2019, está “ligeramente por debajo de 1, es decir que el valor del ternero resulta inferior al valor del novillito terminado”.
Por el lado de la cría, si bien la la pérdida de valor del ternero genera una fuerte descapitalización por animal logrado, a futuro comenzaron a despejarse los nubarrones del horizonte: muchos campos lograron recuperar reservas y empiezan a recibir terneros y vacas, que fueron expulsados de las regiones más afectadas.
(Fuente: Infocampo)