La técnica del insecto estéril es una herramienta para el control de la mosca de la fruta, una plaga que afecta a la industria frutícola. Es por eso que se investiga el rol en el manejo de esta plaga mediante el uso de esta herramienta, como alternativa al uso de productos de síntesis química. En diálogo con SUENA A CAMPO, la licenciada en Ciencias Biológicas Fátima Fernández, becaria CONICET nos contó sobre esta estrategia que ha demostrado ser efectiva en el pasado y la importancia de estudiar sus efectos con la idea de que se pueda aplicar de manera eficiente en el control de esta plaga.
Cuando un área tiene presente una plaga, la única alternativa para que se la considere área libre es alcanzando dicho status a través de un programa de erradicación, uno de los más favorables para el ecosistema es la técnica del insecto estéril, pero ¿Cómo funciona?
Es un método de supresión de poblaciones plaga eficaz y tiene como principales características:
- Requiere un entendimiento profundo de la dinámica, comportamiento y ecología de la población blanco.
- Su acción es selectiva a nivel de especie sin afectar a organismos no blanco
- Los insectos estériles no se establecen en el ambiente.
- Los insectos estériles deben ser capaces de localizar a los silvestres, competir con ellos y aparearse.
«La técnica consiste en criar masivamente y liberar insectos, no se usa solo en la mosca. Estos insectos deben ser sexualmente competitivos con los machos silvestres, de tal manera que se reproducen con las hembras, pero no se produce descendencia y así va disminuyendo el tamaño de la población«, agregó la especialista.
Para entender como funciona este método en Argentina debemos aclarar que en nuestro país se encuentran presentes dos especies de moscas que se consideran importantes plaga de frutales, Anastrepha fraterculus y Ceratitis capitata. La primera, llamada mosca sudamericana de la fruta es originaria de este continente, mientras que la mosca de la fruta del Mediterráneo, es originaria de África y fue introducida a principios del siglo XX. El impacto económico que producen estas especies por daño directo se estima entre el 15 y 20% de la producción frutícola. «Son plagas de importancia, afectan a la producción frutihortícola, esto afecta en una producción baja y también se traduce en la calidad de las frutas, por esto se puede decir que afecta a la comercialización directa. Los más perjudicados son el mango y los cítricos, en Tucumán también la guayaba, a pesar que no es muy comercializada«, expresó Fernández.
Esta plaga afecta de la siguiente manera a las frutas: La mosca hembra, introduce los huevos en la fruta, esos huevos luego se transforman en larvas que se alimentan de la pulpa. «Esto se ve reflejado cuando la fruta cae antes de tiempo. Si nosotros nos acercamos y la tocamos nos daremos cuenta que tiene sectores muy blanditos, eso significa que las larvas ya se comieron la pulpa«, remarcó la licenciada.
Para Fernández, el método del insecto estéril «es saludable para el medioambiente ya que rompe el ciclo reproductivo de la plaga que estamos evaluando, no afecta al resto del ecosistema. El fin de esta técnica es producir machos estériles que sean de alta calidad, es decir puedan volar y dispersarse, sobrevivir, mezclarse con la población silvestre y competir con los otros. Entonces se reduce la reproducción entre machos y hembras silvestres«, agregó.
Detrás de este procedimiento, existe una larga investigación, ya que se requieren conocimientos sobre la biología de estas especies y además «utilizar dietas adecuadas para el momento de la cría, hay un protocolo que debe ser respetado», añadió.
En nuestro país, hay dos plantas productoras de machos estériles, pero sólo para una de las especies de mosca de frutas que hay en el país: la mosca del mediterráneo. Actualmente, Fernández y un grupo de investigadores, trabajan también para contrarrestar la existencia de la mosca sudamericana, las investigaciones la hacen a través del CONICET, aunque también trabajan con un organismo con sede en Austria y en colaboración con el INTA Castelar, Inta Tucumán y con la bioplanta de machos estériles que se encuentra en Mendoza. «Empezó como una inquietud, para conocer como se desempeñan ante una situación de estrés, yo trabajo con la especie sudamericana, es la que menos se conoce el rango de la tolerancia de esta especie«, señaló.
Por último, la licenciada explicó que el manejo de una plaga nunca va a aspirar a extinguir a una especie. «Buscamos erradicarla de un lugar y tener zonas libres. A la Patagonia, por ejemplo, se la considera libre de la mosca del mediterráneo, pero no significa que el insecto no esté, sino que se realizan constantemente monitoreos y diversas estrategias para que siga en niveles bajos sin afectar la producción«, finalizó.
(Fuente: Suena a Campo)