La meliponicultura, dedicada a criar abejas nativas sin aguijón (ANSA), nos adentra en un fascinante universo donde la naturaleza y la ciencia convergen. En Tucumán, estas pequeñas guardianas de la biodiversidad han sido poco exploradas, a pesar de su presencia en nuestros bosques. En diálogo con SUENA A CAMPO, la bioquímica Virginia Salomón, de INTA EEA Famaillá, nos contó algunos secretos de la miel de dos especies de estas abejas, revelando propiedades únicas y aplicaciones biotecnológicas.
– ¿Nos podrías al tanto sobre qué es la meliponicultura y cuál es su relevancia, especialmente en la región de Tucumán?
– Prestamos principal atención a la crianza de las abejas nativas de nuestra región, típicas de las zonas tropicales y subtropicales. Eran las abejas originarias de América, de nuestro continente, antes de la llegada de los españoles, que fueron los que introdujeron a la abeja con aguijón, que es la abeja apis mellífera, es lo que conocemos todos como una apicultura tradicional y es la abeja productora tradicional de miel. Estas abejas son pequeños insectos, como decían, no tienen aguijón y no pican.
-¿Por qué es tan poco explorada en comparación con otras prácticas apícolas?
– Y en realidad porque digamos avanzó mucho la apicultura tradicional sobre lo que es la crianza de las meliponas, las abejas nativas, sobre todo por la productividad, por la cantidad en el que producen unas con respecto a las otras, la cantidad en el que se producen y se nos siguió mucho más la otra actividad.
– En sus investigaciones, ha analizado propiedades antioxidantes e in vivo de la miel de estas especies. ¿Cuáles son los resultados más destacados y cómo pueden estas propiedades impactar en la salud humana?
– Nosotros evaluamos el perfil microbiano que presentaban estas mieles, aislamos muchos microorganismos que descubrimos que tenían alguna actividad o alguna aplicabilidad biotecnológica. Por ejemplo, aislamos un bacillus, al que pusimos un bacillus SP, un 4A. Este bacillus fue capaz de producir un polímero, que sería algo así como muchas moléculas de azúcar unidas, que tienen la capacidad de tener una actividad prebiótica. Ahora están muy en moda los probióticos, bueno, esto sería como la comida para los probióticos, pero tiene actividad prebiótica. Este exopolisacárido también tiene actividad antioxidante y antimicrobiana. Producimos exopolisacarido, lo escalamos y tiene aplicación tanto en la industria alimentaria, porque tiene actividad emulsificante y antimicrobiana, como en la industria farmacéutica. Lo puede utilizar como barrera a este tipo de compuestos, además como agente coagulante.
– En el ámbito biotecnológico, se destaca la calidad microbiológica de las mieles y el polen. ¿Cómo influyen los microorganismos presentes en estas mieles en su calidad y posiblemente en su aplicabilidad biotecnológica?
– Como una estrategia para agregar valor a este producto de estos insectos, estudiamos y evaluamos la miel de dos especies de abejas nativas que están en nuestra provincia. Evaluamos propiedades, sobre todo, que le pueden interesar a la gente, como, por ejemplo si es oxidante. La miel de estas abejas recientemente se agrega, en compuestos polifenólicos, que son antioxidantes, naturalmente. También evaluamos actividades in vivo y descubrimos que tienen actividad energética, actividad antiinflamatoria, como por ejemplo suavizar el sistema del tracto respiratorio superior, como la tráquea y la garganta, específicamente.
– A partir de estas mieles, además de su uso alimenticio, se pudo desarrollar un biopolímero ¿Cómo podría este compuesto tener aplicaciones en el ámbito médico o alimentario?
– El consumo de este tipo de productos, sobre todo el consumo diario en el marco siempre de una dieta equilibrada, potencia. La miel es un alimento energético y este tipo de miel tiene la diferencia con respecto a la miel de acidez melífera que ha sido utilizada originariamente por nuestras comunidades, también, además de como alimento, como medicina. Era usada, por ejemplo, para tratar infecciones oculares como la conjuntivitis, sobre todo tiene una elevada cantidad y capacidad antioxidante, el consumo diario, digamos, puede beneficiar el sistema inmune y, bueno, va a pasar contra diferentes enfermedades en el marco de una dieta, por ejemplo en una dieta equilibrada.
– Finalmente, desde una perspectiva futura, ¿cómo imagina que la meliponicultura podría evolucionar en Tucumán, y cuáles podrían ser sus contribuciones clave tanto en el ámbito alimentario como en la investigación científica?
– Naturalmente debería evolucionar, pero también gracias al trabajo del INTA en lo que es investigación, desarrollo y transferencia de esta actividad hay cada vez más demanda con respecto en las zonas urbanas, interurbanas. Hay demanda con respecto al desarrollo y explotación de esta actividad como para quedarse, para que sea una actividad que pueda ayudar o apoyar al desarrollo local de diferentes comunidades como lo es en otras regiones de nuestro país.
(Fuente: Suena a Campo)