La oruga de la espiga es un lepidóptero con marcada preferencia por el cultivo de maíz. Las larvas causan daños directos al alimentarse de los granos del tercio superior de la espiga, e indirectos al favorecer el ingreso de patógenos y otros insectos. La tecnología Bt en maíz -que permitía producir proteínas insecticidas a partir de la bacteria Bacillus thuringiensis- aparecía como herramienta clave para el control de este lepidóptero. Este evento fue decisivo para la expansión del maíz hacia regiones con alta presión de insectos y las siembras tardías, así como para reducir el uso de insecticidas tradicionales. En concreto, la acción sobre este insecto en maíces Bt se lograba a través de 2 proteínas, Cry y Vip, en distintas variantes (Cry1A.105, Cry2Ab y Vip3Aa).
Pero la alta presión de selección ejercida por la tecnología Bt sobre los insectos blanco –que en la pasada campaña ocupó el 90% de la superficie de maíz según relevamientos– llevó a que en 2019 se confirmara la pérdida de efectividad de la primera de estas proteínas (Cry1A.105, Cry2Ab). Así, Vip3Aa20 quedaba como la única proteína de acción eficaz contra esta plaga, pero ahora también parece estar en riesgo.
En la actual campaña, estos reportes y los valores de daño se han incrementado, extendiéndose a diversas zonas del país. Si bien aún no hay resultados de estudios científicos que confirmen esta hipótesis, sugieren un alto riesgo de resistencia en el futuro inmediato.
Este panorama complicaría el manejo del cultivo, en un contexto productivo actual de por sí desafiante. Sin embargo, los especialistas hacen énfasis en la importancia de seguir las recomendaciones para prolongar la efectividad de estas tecnologías, que aún son eficaces contra otros lepidópteros, como son la siembra de refugios, el monitoreo de las mejores prácticas agronómicas.
Se destaca la urgencia de estrategias proactivas de manejo de resistencia, instando a medidas decisivas y colaborativas para garantizar la sostenibilidad de los cultivos. En éste contexto, en diálogo con SUENA A CAMPO, el Ingeniero Agrónomo Diego Szwarc, Referente del equipo de Protección Vegetal de INTA Reconquista, dio algunos detalles respecto a la situación en la campaña actual.
– ¿Cómo describiría la situación actual en relación con la proliferación de la oruga de la espiga en cultivos de maíz y su resistencia a los híbridos Bt Vip?
– En la zona norte de Santa Fe nosotros nos encontramos con lotes de maíz tecnología BT con un gran avance de la plaga, incluso en lotes de siembra temprana, la infestación de la plaga fue del 100% de las espigas con al menos una oruga viva dentro, eso nos llamó la atención y realizamos estudios de base molecular para ver si esos híbridos realmente se trataban de estos híbridos viptera o tal vez había alguna confusión, pero constatamos que finalmente si lo eran, lo que nos demuestra una evolución de la plaga. En campañas anteriores hubo algunos daños inesperados, pero no eran de esta magnitud; solo en algunas espigas y en porcentajes bajos. En Brasil, como en otros países como EEUU y Canadá, se encontraron fallas en los controles, por eso existía cierta esperanza del error.
– ¿Cuál es la importancia del monitoreo y cómo se lleva a cabo en la práctica?
– El monitoreo es importante en lotes de maíz cuando se está viendo las primeras barbitas verdes del choclo, sería en el estadío R1, es importante que sea a partir de ese momento el monitoreo, para detectar la presencia del huevo; porque cuando nace la larva, primero comienza a comer los estigmas para luego ingresar al choclo. Entonces esa es la única ventana de control que tenemos, una vez que la larva ingresa a la espiga, es complicado el control porque no hay productos que ingresen a la chala. Por eso debe ser apenas la larva sale del huevo.
– Desde la perspectiva de la investigación en INTA- EEA Reconquista, ¿qué avances se han logrado en la comprensión de la biología y la ecología de la oruga de la espiga y cómo se aplican estos conocimientos en la gestión de la resistencia?
– En esta campaña, a raíz de los resultados y monitoreos, lo que hicimos fue evaluar diferentes híbridos que hacen que sea más apetecible que otro para una especie, estamos evaluando el daño y estamos realizando ensayos en conjunto con manejo y marcadores moleculares para determinar fehacientemente la resistencia. Ahora lo que tenemos son muchos datos de falla de control a campo, pero para realmente confirmar la resistencia de la oruga se necesitan estudios con rigor científico a escala de laboratorio, que corrobore la resistencia a la toxina viptera. Cuando una plaga se vuelve resistente, volver hacia atrás es difícil.
– ¿Qué se recomienda entonces?
– Lo que sigue siendo efectivo y recomendable es el empleo del refugio, los cultivos deben ser sembrado junto al refugio, porque no todos los individuos son resistentes. Es un proceso gradual que va incrementándose en el tiempo, la única manera de demorar esto es con el refugio, de esta manera se puede permitir la supervivencia de individuos que no son resistentes que se crucen con individuos resistentes, por más que haya un cambio en la población, el refugio sigue siendo confiable.
– ¿Cuáles podrían ser las principales causas de esta resistencia?
– Esta vez hubo un invierno templado, sin tanto frio, con lo cual esta plaga pudo pasar el invierno en estado de pupa, por eso la población fue tan alta en maíces sembrados tempranamente; generalmente el pico es en el mes de diciembre, sin embargo ahora finalizando octubre ya tuvimos este ataque. Hay que realizar controles químicos oportunos, la clave está en el monitoreo.
(Fuente: Suena a Campo)