En respuesta a la amenaza creciente de la chicharrita en los cultivos de maíz en Tucumán, cuatro entidades agropecuarias (Apronor, CIAZT, CREA Región Noroeste Argentino y la Sociedad Rural de Tucumán) de la región han emitido un comunicado conjunto instando a la unificación de medidas para combatir esta plaga. Para obtener más información sobre esta situación y las posibles soluciones, desde SUENA A CAMPO nos contactamos con la ingeniera agrónoma Macarena Ramos, miembro de la comisión directiva de Apronor. «Venimos golpeados por la influencia de la niña, ahora tenemos este desastre productivo, el móvil es trabajar juntos y la unión de estas instituciones tiene que mostrar buenos resultados«, fueron las palabras que utilizó la ingeniera para abrir la charla.
– ¿Cómo está la problemática actualmente?
– Nosotros desde Apronor estamos muy preocupados por la situación y creemos que hay varios factores que se combinaron para que aumente la problemática, uno es un la falta de frío que tuvimos la campaña pasada. También tiene mucho que ver que somos una zona que tiene puente verde en la producción de maíz, arranca con los chocleros en primavera, somos zona productora de semilla, entonces la plaga tiene de dónde alimentarse todo el año.
– ¿Hay cifras de las pérdidas en la región?
– Son pocos los lotes que se han cosechado, hablamos de una pérdida del 50% en adelante. El número es incierto pero es seguro que es más de la mitad. Muchas espigas no podrán ser recolectadas, el número de pérdida puede ir aumentando.
– ¿En el caso de esas pérdidas tuvieron posibilidades de tratarla o detener la plaga?
– No. Se trabajó con controles químicos, monitoreos, pero no hubo forma de tratar. El 50% quedó en el campo, hay una gran pérdida del rendimiento. Hubo zonas que fueron más afectadas que otras. En el sur de Tucumán hay una mayor cantidad de lotes con una pérdida cercana al 100%, en el este también hay una gran pérdida.
– ¿Cuál es la condición actual de los semilleros en el sur de la provincia?
– Es muy compleja, estamos trabajando en conjunto buscando una solución. Ellos trabajan con la producción de semilla en primavera, en el marco del comité que trabajamos estamos analizando hacer un vacío sanitario, no plantar maíz durante 90 o 120 días. Es una situación complicada, ellos son parte del eslabón productivo, pero creo que la medida sería muy necesaria.
– ¿Cuál es la idea principal del comité que se armó?
– Nosotros como miembros de diferentes entidades productivas entramos en diálogo con el gobierno, estamos seguros que la solución vendrá a partir del trabajo conjunto. Estamos tratando de definir algunas estrategias con especialistas para mitigar un poco el riesgo. Son estrategias que confiamos que funcione, pero trabajándolas sobre la marcha.
– ¿Hay alguna diferencia en la tolerancia a la chicharrita en los diferentes híbridos?
– Más que tolerancia hablamos de grados de susceptibilidad, no podemos rescatar ningún material tolerante porque depende donde fue sembrado, en qué fecha, hasta el momento no iría la solución por ese lado. Estamos convencidos que el mejoramiento genético va a ser importante. En Brasil trabajan con híbridos más tropicales, pero para que esos híbridos se puedan insertar aquí siempre hay un proceso en el medio. Creemos que no sería la solución agregar aplicaciones de insecticidas. Ninguno garantizaría un control total de la plaga, eso sería sólo una de las patas de la mesa, también tendríamos que incluir otras herramientas para garantizar la sustentabilidad de la producción a largo plazo.
(Fuente: Suena a Campo)