En comunicación con Rodrigo Machado, investigador del INTA Concordia, le comentó a SUENA A CAMPO sobre un ensayo pionero que revela el impacto del HLB en naranjas, integrando análisis anatómicos, fisiológicos y moleculares para comprender mejor esta devastadora enfermedad.
Dado que Tucumán es la principal provincia productora de limón en Argentina, exploramos cómo estos hallazgos pueden aplicarse al cultivo de limones y qué significan para la citricultura local.
– ¿Podría explicarnos en qué consiste este ensayo pionero sobre el HLB, cómo se desarrolló y cuáles fueron los principales descubrimientos?
– El ensayo se centró en evaluar el impacto del Huanglongbing (HLB) en plantas cítricas de forma controlada. Se seleccionó las naranjas Valencia por la importancia en la región, la accesibilidad a material saneado y dado que a nivel experimental es de las que mayor información se cuenta. Las técnicas moleculares utilizadas en este estudio permitieron monitorear la bacteria causante del HLB y comprender su impacto en las plantas. El antecedente más cercano era de Brasil. Si bien hay múltiples estudios, no es lo mismo estudiar la enfermedad aquí, con nuestras condiciones y nuestras variedades de pie y copa que en otro país que no utilizan lo mismo. El hecho de poder hacer un ensayo controlado nos permitió ver cómo afecta la bacteria a la planta desde el momento cero, para lo cual no había registros, ya que cuando se encuentra a campo no se sabe con exactitud la fecha de la primera infección y el tiempo transcurrido, pero sí sabemos que la aparición de sintomatología es un proceso lento.
– Considerando que el ensayo se realizó en plantas de naranja, ¿qué similitudes y diferencias existen en la manifestación del HLB entre naranjas y limones?
– El HLB afecta a todas las plantas de cítricos, incluyendo naranjas y limones, presentando síntomas similares como moteado asimétrico en las hojas y deformaciones en los frutos. Sin embargo, la severidad y rapidez de la manifestación pueden variar entre especies y variedades. En limones, los síntomas pueden ser menos evidentes en las etapas iniciales, lo que dificulta su detección temprana. Según la bibliografía descripta y lo visualizado en campo, el limón a nivel genético cuenta con ciertas diferencias que le permiten sobrellevar mejor la enfermedad que las naranjas (especialmente las variedades Valencia y Navel) o gran parte de las mandarinas, lo cual podría estar relacionado con mecanismos genéticos que les confieren una mayor tolerancia (hago una aclaración aquí, tolerar no es igual que ser inmune… tarde o temprano mueren, como todos los cítricos). Entender las sustancias moleculares que produce la planta/deja de producir la planta frente a una enfermedad tan letal como es esta, nos puede llevar a establecer estrategias de detección mas temprana o de combate.
– ¿De qué manera los resultados obtenidos en naranjas pueden extrapolarse al cultivo de limones, especialmente en una región productora como Tucumán?
– Asociado a la pregunta anterior, refuerzo lo siguiente: Aunque existen diferencias entre especies, los resultados en naranjas proporcionan una base valiosa para comprender la progresión del HLB en limones. Sin embargo, es importante considerar que la interacción especie de cítrico-ambiente y la presencia de otras enfermedades pueden influir en la manifestación de la enfermedad en limones. Las medidas de manejo y control desarrolladas para naranjas pueden adaptarse al cultivo de limones en Tucumán, considerando las particularidades locales y las posibles variaciones en la manifestación de la enfermedad.
– ¿Qué medidas preventivas específicas recomendaría para los productores de limón en Tucumán basándose en los hallazgos de este estudio?
– La clave para prevenir la enfermedad más devastadora de los cítricos es no contraerla. Para ello, es fundamental: realizar un seguimiento intensivo de las plantaciones para detectar los síntomas a tiempo, eliminar las plantas infectadas, controlar la población del vector (Diaphorina citri) y adquirir material de propagación certificado en viveros reconocidos. En esta última recomendación es donde quiero detenerme, ya que es una recomendación general para cualquier enfermedad. Cuando viajamos a un lugar determinado, vemos alguna plantita, fruta o semilla que nos llama la atención y nos la queremos traer, pero no nos ponemos a pensar que esa plantita, al igual que nosotros, puede portar enfermedades. A veces tenemos suerte y las plantas exóticas no tienen enfermedades, otras la tienen, pero no se diseminan, pero, como se ha visto en muchas ocasiones, en otros casos se lleva una planta que tiene una enfermedad compatible con los cultivos de la región y se disemina, y ahí es donde empieza el desastre. Muchas enfermedades, como el HLB, no tienen cura y la mayoría de las estrategias de control son perjudiciales para el medio ambiente. Cuando estas estrategias no son eficaces, se pierden cultivos y, con ellos, los puestos de trabajo. Es una bola de nieve que crece y crece. Debo resaltar, evidentemente, que el SENASA está día a día en esta lucha contra las enfermedades de los cultivos, ya sea con barreras fitosanitarias y, no menos importante, con capacitaciones continuas de los productores para identificar y manejar la enfermedad.
– ¿Cómo pueden los análisis moleculares desarrollados en este estudio contribuir al diagnóstico temprano del HLB en plantaciones de limón?
– Los análisis moleculares, como la PCR en tiempo real, permiten detectar la presencia de la bacteria Candidatus Liberibacter asiaticus antes de que se manifiesten los síntomas visibles en las plantas. Esto facilita la aplicación de medidas de control más eficaces y reduce la propagación de la enfermedad. En los estudios que hemos realizado, estamos trabajando para mejorar las técnicas actuales y hacerlas más sensibles. A su vez otros grupos están dedicados a la generación de variedades resistentes y al combate de la enfermedad con biopesticidas.
– ¿Qué impacto económico podría tener la aplicación de estos avances en la producción de limones de Tucumán?
– Este estudio representa un paso fundamental para la prevención y el combate de la enfermedad HLB, que es una necesidad para nosotros en el NEA, para ustedes en Tucumán y, en definitiva, para el país y el mundo. Sin embargo, recordemos que, si bien este estudio es muy prometedor, también es incipiente. Sabemos que el punto de partida es muy bueno y que, con la correspondiente interacción público-privada, podemos obtener estos avances. Imaginen que en 2012 se reportó por primera vez la enfermedad en Argentina y que recién en estos dos últimos años, gracias a la colaboración entre el INTA Concordia, el IABIMO y el SENASA, se cuenta con plantas enfermas (en condiciones súper controladas) para estudiarlas en detalle. Puede parecer algo superfluo e insignificante lo que voy a decir, pero no poder contar con un material de partida estable y conocido para estudiar hace aún más difícil entender la enfermedad. Recordemos que las plantas de campo deben erradicarse apenas son detectadas. En este aspecto, íbamos rezagados en investigación respecto a otros países que ya habían atravesado esta situación, como Brasil y Estados Unidos. Esperamos que de esa interacción se generen medidas que puedan prevenir pérdidas significativas en la producción, mantener la calidad de los frutos y asegurar la competitividad en el mercado.
– Finalmente, ¿qué perspectivas a futuro vislumbra en la lucha contra el HLB en la citricultura argentina?
– Las perspectivas incluyen el desarrollo de variedades resistentes, la mejora en las técnicas de diagnóstico temprano y la implementación de estrategias integradas de manejo que combinen control biológico y químico del vector. La colaboración entre instituciones, productores y organismos gubernamentales será clave para enfrentar este desafío y proteger la citricultura argentina.
(Fuente: Suena a Campo)