Dadas las buenas condiciones la zafra cañera comenzó en mayo -bastante temprano-. Actualmente, todos los ingenios avanzan en la molienda y a buen ritmo. La superficie cosechada hasta ahora ronda en 1.800.000 toneladas, es decir, un 12 a 13% de caña disponible para molienda. Los rendimientos van evolucionando favorablemente sin complicaciones por el momento. “Esperamos que esta situación se mantenga durante toda la zafra”, comentó el doctor Eduardo Romero, coordinador del subprograma agronomía de la Caña de azúcar de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC). A su vez, estiman que con estas condiciones, la zafra duraría hasta octubre aproximadamente.
En cuanto al balance de la campaña, Romero sostuvo que fue una campaña complicada. Y que indudablemente la quema- la cual afectó el 42% del área cañera-, sumado a las heladas y la sequía prolongada, generaron detención del crecimiento, pérdida de lotes y afecciones en plantaciones nuevas. Esto se ve reflejado en el volumen disponible de caña para molienda. Según determinaciones de la EEAOC, se trata de 1.100.000 toneladas menos de lo que se preveía el año anterior.
Con lo cual, el volumen disponible total es de 14.280.000 toneladas. Con ese resultado se puede inferir que es un 7,5 % menos del volumen que se estimó el año pasado. Estos datos serían los finales si se mantienen las condiciones óptimas de cosecha.
Cabe destacar que hasta ayer las condiciones agrometeorológicas eran favorables. Con la sorpresa de estos fríos, el panorama cambia.
“El mes de mayo fue muy bueno en cuanto condiciones. Esto generó condiciones para la maduración y calidad en cuanto a contenido de azúcar en campo- algo bastante interesante y muy similar al año anterior-. Ahora, con estas temperaturas, estamos haciendo previsiones de heladas tempranas”, destacó el coordinador de la EEAOC.
Para estos casos, lo que se debe hacer es tomar precauciones. Las heladas son eventos casi normales durante la producción de caña todos los años. Por eso es importante realizar previsiones, como por ejemplo: arrancar con la cosecha y avanzar en las zonas con mayor riesgo de heladas rápidamente.
En cuanto a las lluvias, Romero indicó que se prevén escasas precipitaciones hasta el fin de la zafra.
Futuro de la caña de azúcar
consultado por las expectativas a futuro del cultivo en la región,- teniendo en cuenta el escenario de incertidumbre actual- el doctor Romero manifestó que en la medida que se establezcan políticas claras, “las expectativas para el cultivo son muy grandes”. La caña de azúcar orientada a la producción de energía y alimento es una gran oportunidad. Aunque es necesario brindar estabilidad en las inversiones y un crecimiento a mediano y largo plazo. “Estos cambios de ley (por los biocombustibles) y la falta de un sistema de control de calidad, son hechos que no ayudan a permitir un crecimiento sostenido, predecible, planificado. En definitiva es lo que necesita nuestra actividad”, indicó.
Quema de cañaverales: Una práctica autodestructiva para el mismo productor
La tendencia global es hacia la erradicación de esta práctica. Aunque el año pasado, se evidenció un pico del 42% del área cañera afectada por el fuego. Consultado por este hecho, Romero indicó que se debió a la combinación de factores, incluida la pandemia y el estado anímico, que llevaron a estos valores, pero no es lo normal.
“Este año esperamos que disminuya, hay que trabajar fuertemente en tomar todas las precauciones. y no hablo únicamente del sector cañero. Es un problema global de toda la sociedad”. Al tiempo que aseguró que el principal afectado de la quema es el mismo productor cañero; que pierde dinero, calidad y se arriesga a sufrir consecuencias legales.
La erradicación de la práctica de quema debe ser una concientización de toda la sociedad y de los servicios del estado como el corte y mantenimiento de banquinas.
“El cañero en especial, debe tomar todas las precauciones con tiempo para evitar e impedir el ingreso del fuego al cañaveral”.
Local G.A.P
La EEAOC junto con un grupo de cañeros trabajan en este sistema de “Local G.A.P”. Es una certificación específica, para la producción sin uso del fuego. Existen en Tucumán, más de 50 mil hectáreas de lotes cañeros adheridos. Esto permite asegurar y comprometerse a no utilizar la quema. Al mismo tiempo, realizar un manejo integrado de buenas prácticas en los lotes.