De 19 economías regionales que monitorea Coninagro mensualmente, una decena presenta signos de crisis (arroz, cítricos, forestal, hortalizas, leche, yerba mate, vino y mosto, papa, ovinos y mandioca) y dos -peras y manzanas y tabaco- directamente se definen «en crisis».
La contracara es el maní (con buenos precios y mercados demandantes). La producción de aves, de bovinos y porcinos registran requerimientos sostenidos y buenos niveles de producción, aunque con advertencias ante la suba del valor del maíz, principal insumo.
Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro, señaló que es determinante en el mapa el aumento de los costos, en especial por las alzas de tarifas y de combustibles. «Los precios que cobran los productores están cada vez más lejos de seguir la tendencia de costos; incluso el retraimiento de consumo en las góndolas pesa en la ecuación», dijo.
A ese contexto general de pérdida de rentabilidad, apuntó el dirigente, se le suma la sequía con un impacto importante en la producción. «Hay que aliviar la situación porque hay muchos problemas; los costos laborales son altos, la presión impositiva muy pesada», indicó.
En el caso del tabaco, por ejemplo, la crisis empuja a los productores a avanzar hacia una diversificación de la producción. «Es un sector clave para la economía de varias provincias y está muy mal», describió Iannizzotto.
La industria de la yerba mate, que presenta «signos de crisis», muestra una actividad estancada, al igual que la producción láctea, que enfrenta costos en aumento junto a una producción que no muestra mayores variantes.
En el caso del arroz, los signos de crisis están asociados al incremento de las tarifas de la energía eléctrica y a la falta de financiamiento para el sector. También en la zona del litoral, la producción forestal enfrenta una sobreoferta lo que deprime los precios.
En el sur y centro del país, la producción de ovinos en Corrientes está estancada con escasas alternativas comerciales, mientras que en la región de Cuyo la industria vitivinícola mostró una mejora en las ventas que no es lo suficientemente extendida para compensar el incremento de los costos.
En cítricos, la cosecha es muy irregular, variando la calidad según el cultivo y la zona, mientras que en las hortalizas, los altos costos y la falta de inversiones pone en riesgo la producción.
POR: Gabriela Origlia para La Nación
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