Las plagas de langostas continúan causando preocupación a productores agropecuarios de distintas áreas de nuestro país, en algunos casos ocasionando pérdidas económicas.
El Ing. Héctor Medina, Coordinador del Programa Nacional de Langostas y Tucuras del Senasa, informó a Suena a Campo que estas mangas son difíciles de contener y controlar debido a las características de formar mangas o enjambres y trasladarse grandes distancias.
En los últimos días, se realizaron controles intensivos por parte de los productores que tomaron protagonismo apoyados y capacitados por personal del Senasa y cuya participación es de suma importancia para determinar la ubicación de los insectos.
El ingeniero comentó que se hicieron tratamientos terrestres y aéreos según la situación de cada manga. Una de ellas se detectó cerca de la frontera con Uruguay a sólo 20 kilómetros. Afortunadamente, esta se pudo contener y evitar que migrara al país vecino, lo que causó satisfacción al personal de Senasa por la labor realizada.
Recientemente se detectó la presencia de estas mangas en las provincias de Formosa, Chaco, Entre Ríos y Corrientes donde no se habían visto desde hace unos 70 años, por lo que sorprendió a técnicos y productores.
Según el especialista, existe un trabajo clave que consiste en el seguimiento de las mangas hasta que estas se asientan. A partir de allí se evalúa la posibilidad de realizar algún control, siempre teniendo en cuenta el impacto sobre organismos no blanco.
“Se pueden dar muchas situaciones, por ejemplo, en Corrientes el control no se pudo realizar ya que la manga se encontraba próxima a un curso de agua. Tenemos también, un protocolo establecido para resguardar a los apicultores. Hay una serie de condiciones que se deben cumplir para hacer el control de las langostas que es el objetivo principal, pero, sin que esto pueda afectar a la salud de las personas, animales y ambiente en general” expresó Medina.
En la provincia de Entre Ríos, la manga fue detectada en una zona citrícola con la ventaja de que los productores de la zona contaban con pulverizadoras que utilizan para sus cultivos, por lo que en esa oportunidad se pudo accionar rápidamente con las herramientas disponibles y controlar con éxito la plaga.
En la misma zona, otra parte dela población quedó asentada en una plantación forestal de eucaliptus. En ese caso, debido al gran porte de esa especie, el control terrestre no fue una opción, por lo que se recurrió a una aplicación aérea que también resultó efectiva.
“Combatir o controlar las plagas significa bajar las poblaciones, la langosta e un insecto nativo de la región, es parte del ecosistema. En ocasiones, supera ciertos umbrales convirtiéndose en plaga, es por eso que se requiere de la intervención humana ya que pone en riesgo al sector agropecuario, entonces, es donde interviene el Senasa” aclaró.
Además de este accionar, se realizan monitoreos permanentes para detectar las mangas. En el caso de detección, se evalúa el nivel poblacional. Si la manga no significa una amenaza para los cultivos y la sociedad, no se ejercen controles ya que el objetivo no es extinguir la especie.
A su paso, las langostas han causado daño en algunas zonas de pasturas principalmente en Corrientes que cuenta con grandes extensiones destinadas a la ganadería. También se han registrado daños menores en lotes de trigo en su paso por Santa Fe.
Sumado a esto, pequeños productores de maíz, caña y mandioca, en la provincia de Formosa han reportado daños en sus cultivos.
En Entre Ríos, causaron impacto en las hojas de los cítricos, sin embargo, aún no se han podido cuantificar los daños. “Que haya alimentación no necesariamente implica que haya un daño, se ve una, hay que determinar si esto se convierte en un daño económico” concluyó.