El pie del equino es una de las vitales partes anatómicas de su cuerpo que demanda una esmerada atención y cuidado. El pie demanda un cuidado constante, tanto en los caballos que están viviendo dentro de un box como en los que están en el campo.
En los equinos, el pie es la valiosa estructura anatómica que le permite sostenerse y cumplir con la importante misión de la locomoción en sus diferentes tipos de marchas (paso, trote, carrera).
Su integridad y salud, es esencial para las distintas actividades que desarrolla el animal y su importancia es tal que existe un viejo dicho que menciona que “sin pie no hay caballo”.
Anatómicamente el pie está constituido por: la segunda y la tercera falange, el hueso sesamoideo distal o navicular, la articulación respectiva, el tendón del flexor profundo, el músculo extensor común, la almohadilla plantar, los cartílagos complementarios, un conjunto de arterias y venas que facilitan la circulación sanguínea y además el tejido nervioso. Las estructuras anatómicas del pie, deben estar acompañadas por aplomos normales.
Existe una amplia circulación sanguínea en el pie de los equinos que permite la llegada de componentes nutritivos y la salida de elementos de desecho. El tejido nervioso, lo faculta para ser un lugar de alta sensibilidad y de respuesta ante el dolor y el tacto.
Todos estos notables elementos anatómicos, están plenamente protegidos y aislados del medio ambiente que los rodea y contenidos por otra estructura primordial, llamado casco, vaso o uña.
Además de la función de contener a todas estas estructuras, actuando como una eficiente armadura, funcionalmente es un amortiguador de las diferentes presiones a las que se ve sometido el pie.
El casco, vaso o uña tiene la particularidad de crecer mensualmente y lo hace a razón de un centímetro cada 30 días. Ese desarrollo, lo efectúa desde el rodete coronario (parte superior del casco que se encuentra en contacto con los pelos del animal) hacia el piso.
El cuidado del pie
El pie del equino es una de las vitales partes anatómicas de su cuerpo que demanda una esmerada atención y cuidado. Está sometido al permanente accionar de diferentes agentes traumáticos, no solo cuando el animal se encuentra en una posición de reposo, sino también cuando realiza un trabajo o un ejercicio.
Es trascendental dedicar todos los días un tiempo para revisar los cascos del caballo, porque toda alteración que pueda ser origen de un dolor reduce significativamente su capacidad para el trabajo, deporte e incluso la normal vida diaria.
El pie demanda un cuidado constante, tanto en los equinos que están viviendo dentro de un box como en los que están en el campo, porque la parte del casco que toma contacto con el piso, llamada suela, tiene íntima relación con diferentes tipos de suelo que pueden lesionarlo, con distintos porcentajes de humedad, con suciedades diversas, materia fecal, orina, camas sucias y húmedas, etcétera y éstas, en ciertas ocasiones, tienden a acumularse en la zona de la ranilla.
Es importante recordar que el pie, a pesar de brindar en su conjunto una apariencia compacta y de ser de un elemento inerte e inalterable, tiene una contextura que se encuentra sumamente irrigada e inervada y demanda un adecuado cuidado, mantenimiento y vigilancia, tanto que el caballo esté en un box o en el campo
Cuidados del pie en el caballo, en el box
El cuidado, limpieza y la observación diaria de los cascos de los equinos que están en el box nos permitirá reconocer y detectar la existencia de signos de importancia como: dolor, cuerpos extraños, heridas u otras alteraciones en los mismos.
Además, es primordial realizar la higiene diaria de la suela para eliminar los restos de cama que suelen estar mezclados con materia fecal y orina acumulados en esta zona, que pueden ser origen de diferentes infecciones y posteriores claudicaciones del pie e incluso tiende a extenderse a otras zonas como la cuartilla y el nudo.
Otra actividad imperiosa y rutinaria labor, consiste en efectuar la lubricación de los mismos, mediante la aplicación diaria de diferentes sustancias que permitirán, no solo conservar la humedad del mismo, sino que mantendrán su necesaria y funcional flexibilidad.
Si el equino está herrado, deberá prestarse atención al herraje del caballo pues forma parte del cuidado del pie, ya que al crecer el casco un centímetro por mes se produce una modificación en la línea de los aplomos.
Por lo tanto, cada 30 ó 45 días es aconsejable que sean retiradas sus herraduras y nuevamente herrados para mantener la normalidad del ángulo falangeano o podal, evitando alteraciones y dolores que suelen presentarse cuando crece el casco y el animal ve dificultado sus movimientos.
Mientras se limpian los cascos, también se controla el estado general de las herraduras, constatando su firme adhesión, el desgaste que pudieran presentar y se examinan sus clavos para comprobar su integridad y fijación.
Cuidado del pie en caballos a campo
En el caso de los cuidados del pie para los equinos que están sueltos en el campo, la observación detallada es muy aconsejable porque tendrá la finalidad de reconocer la estructura normal del pie y además constatar la posible existencia de anormalidades como: deformaciones, heridas o lesiones.
Es fundamental verlos caminar para reconocer trastornos en el andar o claudicaciones. En el caso de un potrillo y durante el crecimiento, los cascos desparejos ocasionarán problemas en la conformación presente o futura de los animales.
¿Qué sucede con el crecimiento normal del casco en caballos a campo?
Pueden ocurrir las siguientes situaciones:
1) de acuerdo a la dureza del piso, el casco crece en un perfecto equilibrio con el desgaste producido. Esto sucede en aquellos suelos que están dotados de cierta firmeza o consistencia, no se observan desequilibrios o modificación alguna y la conformación de los cascos están normales.
2) El desgaste del casco es mayor a su crecimiento, como aquellos animales que están en un piso muy duro o caballos que llevan una vida activa como el deporte o el trabajo. Estos animales requieren la realización de un herrado y
3) en superficies blandas existe un mayor crecimiento del casco comparado con el menor desgaste natural que le ocasiona el piso, hay una escasez del roce del piso con el vaso o uña y el habitual crecimiento hace que se vaya deformando. El resultado es que el casco se agranda y deforma, se producen rajaduras o rupturas longitudinales o transversales de la uña.
Estos animales necesitan un recorte del vaso o también llamado: desvasado que consiste en cortar los excedentes de ese crecimiento del vaso y debe ser realizado como una rutina temporal.
Estas rajaduras, fisuras, rupturas o fracturas poseen un pronóstico variable, son benignas en aquellas que son superficiales, siempre y cuando no se establezca una infección secundaria que se inicia como resultado del ingreso de un microorganismo a través de la solución de continuidad del casco.
Las grietas o fisuras localizadas en las cuartas partes y en los talones del casco de los equinos, son usualmente las más graves porque afectan la lámina sensible. En aquellas fracturas profundas, el pronóstico para la inmediata utilización del caballo es desfavorable.
Fuente: El abc rural