En este contexto inflacionario y de una economía que aún no encuentra estabilidad tanto a nivel mundial como nacional, el Licenciado nos brindó su opinión acerca de los temas más importantes en referencia al campo, la industria y los alimentos.
Un reflejo de la precariedad en la macroeconomía argentina, es sin duda la inflación. Hace más de una década, el país comenzó con procesos de desequilibrios en su economía, esto llevó a la Argentina a tener tasas de inflación que se encuentran entre las más altas del mundo.
“El país aún no ha logrado reencausar las expectativas ni solucionar los problemas macroeconómicos para darle a los diferentes sectores, entre esos el campo, un panorama más claro que les permita mejorar los niveles de competitividad”. Comentó Robinson.
El licenciado también explicó que la agenda económica argentina siempre está girando en términos de problemas que tienen que ver con la inflación, el tipo de cambio, con los impuestos, con los aspectos que tienen que ver con la propia dinámica tributaria y que hasta ahora los sucesivos gobiernos no han podido resolver. “Los temas que deberíamos poner en la agenda de hoy son cómo mejorar la competitividad, los salarios y la calidad del empleo, cómo atraer más inversiones”. Propuso.
Robinson ubicó el rol del campo como un gran aportante de divisas, un sector fundamental en toda la ecuación macroeconómica argentina. “Nosotros tenemos que ayudar en el proceso para instalar una agenda de competitividad”. Resaltó.
Panorama de la situación actual nacional y mundial
Estamos frente a un año que está empezando pero con los desafíos de siempre, tratando de controlar la tasa de inflación, por otro lado el poder ejecutivo amenazando al campo con más retenciones, y en un contexto internacional todavía impredecible pero que está mostrando buenos precios para los productos de nuestra canasta agroexportadora. Todo esto brinda una ventana de optimismo.
Cruces entre el campo y el gobierno nacional
El licenciado Robinson, brindó su opinión respecto a los recientes comunicados de entidades rurales donde se manifestaron diciendo que el campo no es formador de precios. “Yo creo que el campo no es un formador de precios. Argentina es agroexportadora, es uno de los principales productores del mundo, pero no forma los precios de la canasta de los argentinos. Si el trigo, soja o maíz suben, es porque aumentó en términos internacionales”.
En referencia a la suba de precios en los alimentos resaltó nuevamente que la clave para salir adelante estaría en potenciar la producción, abaratar la cadena y subir los salarios.
En cuanto a la brecha de lo que recibe el productor en el campo y lo que paga el consumidor en la góndola, Robinson explicó que existen muchos factores causales de esta situación. En primer lugar, la cantidad de intermediarios que tiene la cadena con costos cada vez más caros, en este sentido la logística y comercialización. A su vez el transporte por camión de los productos que se consumen sigue siendo casi el 80%, en lugar de usar otros medios como el ferrocarril. Además, a todo esto se le suma la parte impositiva. Entonces, “el productor representa en promedio el 15 al 20% el costo de un producto”
Consultado por el desabastecimiento, comentó que nunca se produce por una sola causa, y que este fenómeno no se notó en las góndolas, por lo menos, de los comercios minoristas.
Además Robinson aclaró que “El año pasado la industria hizo un gran esfuerzo para poder mantener la actividad, al igual que el transporte. No hubo desabastecimiento de alimentos ni de productos de primera necesidad”.
Una nueva oportunidad
Finalizando la entrevista el licenciado presentó una mirada optimista. “Dada las condiciones de pandemia, parece que es una nueva oportunidad que el mundo le da a la Argentina para colocarse como uno de los principales proveedores de productos agropecuarios. Es muy importante darle al campo, y a la industria un contexto de previsibilidad, es decir, el marco general para llevar a cabo sus producciones”. Concluyó.