El año 2022 comenzó con fuertes sequías y golpes de calor. Luego se presentaron precipitaciones en demasía que, sin duda, dejaron consecuencias en los suelos y cultivos de la presente campaña.
El ingeniero Mauricio Costa, unos de los referentes del laboratorio climatológico sudamericano dialogó con Suena a Campo sobre la situación meteorológica del NOA y el país.
En relación al NOA, Costa dijo: «Nosotros veníamos de una primavera bastante seca, y un comienzo de verano con falta de precipitaciones. Evidentemente esto produjo un atraso en la siembra de los cultivos de verano. Se terminó de sembrar casi al final de la primera quincena de enero».
A esto se suman las altas temperaturas que se percibieron a comienzos del 2022. Y eso «en muchas áreas fue contraproducente«, señaló el ingeniero. A su vez, la suma de las precipitaciones en los meses de enero y febrero fueron superiores al promedio.
Por su parte, la pampa húmeda venía en un proceso de sequía muy intenso. Aunque, «en estos últimos 40 días cambió totalmente la situación hídrica de los suelos de buena parte del área productiva del país«, indicó Costa.
Esto último, tiene sus ventajas y desventajas. Por un lado, el agua es necesaria para el crecimiento y desarrollo. Por otro lado, en el mes de febrero se esperaba mayor luminosidad necesaria para la energía de los cultivos de verano. Y la cantidad de días de lluvias y nublados, acompañados de golpes de calor «poco hicieron en favor de los cultivos«, indicó el experto.
Asimismo el ingeniero Mauricio Costa expuso el escenario agrometeorológico para Tucumán: «Hoy nos encontramos con una muy buena cantidad de agua, ya excesiva según mi criterio. Aunque hay un sector, del extremo noreste de la provincia, en el que las lluvias no fueron tan importantes«.
Pronóstico para las próximas semanas
Según anticipó Costa y también el Servicio Meteorológico Nacional tendremos un otoño muy húmedo. «Va a seguir lloviendo». Es decir, en los meses de marzo, abril y mayo las precipitaciones serán mayores en un 50% a lo normal.
De cumplirse este pronóstico, podría traer problemas operativos. «Generalmente, a fines de abril y principio de mayo comenzaría la cosecha de soja. Pero si el tiempo se da muy lluvioso representa un problema serio para entrar con las máquinas agrícolas a los campos que tengan suelos bastantes húmedos. Lo mismo ocurre con el inicio de la zafra: la caña de azúcar en esta época necesita mucha energía, es decir mucha radiación pero no le estaría llegando. Y todo esto, va a repercutir luego en los rindes de los cultivos», explicó.
Para el caso de lo citrus, sucede algo similar. «Cosechar limón con mucha humedad no es favorable para la exportación. Porque la hidratación que sufre la fruta va en desmedro de su preservación para el traslado de grandes distancias. Todos los cítricos en situaciones de alta humedad se ponen turgentes. Esto hace que en el proceso de cosecha, involuntariamente se aprieten reventándose las glándulas de aceite, provocando, a posteriori, que aparezcan enfermedades fúngicas«.
Por otro lado, un otoño lluvioso, favorece a una futura siembra de invierno como trigo. «Levantada la cosecha de verano, uno podría aventurarse a producir trigo, dadas las buenas condiciones de humedad en los perfiles de suelo«, comentó Costa y agregó: «Además, Rusia es uno de los principales exportadores de este cereal y tiene cerrada sus fronteras«.
Como recomendación, Costa señaló que hay que aprovechar los espacios donde no haya precipitaciones para realizar las labores agrícolas y tener cuidado con las pulverizaciones, cosecha de granos, el inicio de la zafra y cosecha de limón.