La proyección de ingreso de divisas planteada en esa nota anticipaba para el mes de enero US$ 950 millones, para febrero US$ 700 millones y para marzo, US$ 1.000 millones. La realidad marcó US$ 928 en enero, US$ 645 millones en febrero y US$ 1228 en marzo. La certeza en el pronóstico nos permite realizar un cálculo respecto de las ventas en el resto del año.
El ejercicio respecto del ingreso de divisas incluye, obviamente, las últimas medidas tomadas por el Ministerio de Economía. Y en una mirada de faros largos, cuál podría ser el ingreso de divisas durante el tercer trimestre (influenciado por las PASO) y el cuarto trimestre (con las elecciones presidenciales y legislativas).
Para el segundo trimestre, abril-mayo-junio, nuestra proyección estima un ingreso de divisas de US$ 7.439 millones (ver infografía). En esta estimación consideramos un volumen de ventas para todo el trimestre de 4 millones de toneladas de maíz, entre mercadería de la cosecha anterior y el maíz de la cosecha nueva que está ingresando al circuito comercial.
En soja estimamos ventas por 2,5 millones de toneladas disponible, de la cosecha vieja, y 8,5 millones de toneladas de soja nueva que se estará cosechando en las próximas semanas. A precio de mercado FOB en la actualidad, estos 11 millones de toneladas de ventas equivalen a US$ 6.250 millones.
De ser así, la soja aportaría el 84% de todas las divisas ingresadas y el restante 16% serían producto del maíz. Muchas de estas ventas se producen para cubrir compromisos a cosecha, pago de las tarjetas agro y cubrir cheques, y no tanto por el incentivo del dólar soja a $ 300.
Para el tercer trimestre -julio-agosto-setiembre- proyectamos un ingreso de divisas de US$ 2,384 millones. En este caso, el productor vendería 4,3 millones de toneladas de maíz y 2 millones de toneladas de soja. En este tercer trimestre, el resultado de las PASO de agosto podrá influir en forma sorpresiva en las decisiones de venta del productor.
Para el cuarto trimestre -octubre, noviembre y diciembre- proyectamos el ingreso de divisas más bajo de toda la historia reciente: US$850 millones. Con una dramática baja para noviembre, cuando llegarían a US$250 y una baja mucho más fuerte para en diciembre, cuando llegaría a US$100 millones.
El problema lo sufrirá el gobierno a partir de julio cuando el ingreso de divisas entre en picada hasta el mismo 10 de diciembre.
Esto decíamos en nuestra nota de enero: «La caída en el ingreso de divisas en el primer semestre estará influenciada por la masiva venta de soja durante el último cuatrimestre del 2022, hecho que impactará en la menor oferta de soja disponible en los primeros meses del 2023, por la menor superficie de siembra de maíz temprano y por las pérdidas de rinde y producción de maíz y soja por el efecto directo de la sequía».
De confirmarse esta nueva proyección de ingreso de divisas en el semestre julio-diciembre los productores tendrían en su poder al 11 de diciembre granos por un equivalente a US$14.000 millones. Todo un símbolo y claro mensaje para el próximo presidente que gobierne la Argentina a partir del día uno de su mandato.
Los elementos bajo análisis
En nuestro nuevo análisis y proyección en el ingreso de divisas para los próximos tres trimestres hemos tomado en cuenta las principales variables objetivas y variables subjetivas.
Variables objetivas: aquí se incluyen para el análisis la tendencia de los precios futuros, el volumen de oferta potencial de soja y de maíz disponible, las proyecciones de evolución de cosecha y el farmer selling (venta de productores) estimado en función del volumen cosechado. Los compromisos a pagar en cosecha, planes canje, cheques diferidos y tarjetas campo.
Sirva como recordatorio los buenos resultados obtenidos en cuanto a ingreso de divisas cuando se implementó del dólar-soja I en septiembre pasado y el dólar-soja II en diciembre. En el primer caso, los productores vendieron soja y otros granos por un equivalente de US$8.120 millones y en diciembre las ventas de los productores representaron un ingreso de divisas de US$3.700 millones.
Nos preguntamos en esta oportunidad, qué podemos esperar en la actitud y en la voluntad del productor a vender su soja a partir del nuevo programa que asegura un tipo de cambio de $300 por dólar. En primer lugar, vamos a destacar que las circunstancias, entre lo que sucedía en el último trimestre del 2022 y la situación actual, son bastante distintas.
En aquel momento de 2022 el productor tenía algo más de 20 millones de toneladas, entre la mercadería entregada a fijar y la soja disponible en sus silos, por un equivalente superior a los US$11.000 millones. Hoy el productor dispone de mucha menos soja, pues la mayor parte ya la vendió o fijó su precio en las versiones anteriores de los dólar-soja I y II.
Además hay otros dos nuevos factores que pueden influir en la actitud del productor de vender la soja ahora o esperar a más adelante. El primero ha sido la sequía que se prolongó y se agudizó durante los meses de verano, momentos claves donde los cultivos necesitan de las lluvias. Esto no ocurrió. Por el contrario nos enfrentamos a los meses de febrero y parte de marzo de los más calurosos de nuestra historia, provocando pérdidas de rendimientos adicionales e irrecuperables para los cultivos. Hay que agregar las dos heladas que cayeron, una a mitad de febrero y otra a comienzos de marzo, que dieron un golpe brutal a las esperanzas de muchos productores.
Variables subjetivas: consideramos el microclima que genera el hecho de estar frente a un año de elecciones presidenciales, con todo lo que ello implica, con una alta dosis de incertidumbre. Empezando por las elecciones a gobernadores separadas de la elección presidencial, las PASO el 13 de agosto y las elecciones generales el 22 de octubre. En todos los casos los mercados y las expectativas estarán muy pendientes y con alta sensibilidad a la política y sus consecuencias en los próximos 6 meses.
La pérdida en la producción de soja que podría llegar a los 20 millones de toneladas, fue ratificada por la Bolsa de Comercio de Rosario en su nueva estimación de 23 millones de toneladas , y parcialmente ajustada por el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) en su informe de la semana pasada, cuando redujo la producción de soja de la Argentina de los 44 millones toneladas en el 2022 a 27 millones de toneladas para el 2023.
Por la menor cosecha de soja se proyecta la caída en el volumen de molienda al menor nivel de los últimos 20 años. Brasil será el primer exportador mundial de harina de soja, desplazando del trono de 30 años de la Argentina. Este es otro motivo por el cual el ingreso de divisas durante el segundo semestre, será el peor en muchas décadas.
El otro factor que puede influir en la decisión de venta de los productores hay que buscarlo por el lado de las cotizaciones disponibles y futuras del precio de la soja, basta con solo mirar el cierre del mercado MATBA- ROFEX , con un “carry” o suba de casi 50 dólares por tonelada entre las posiciones futuras cortas y las posiciones futuras largas.
(Fuente: Clarín)