Las mallas antigranizo, fundamentales en la agricultura de regiones azotadas por las inclemencias climáticas, pueden tener una segunda vida útil con el proyecto de una empresa mendocina. Se trata de la compañía Agrinet, que lleva adelante la iniciativa denominada Reconectar.
“Buscamos mallas antigranizo que ya cumplieron su vida útil y les agregamos valor, les damos nueva vida. Mediante importantes alianzas, son utilizadas para una parte del proceso de construcción de casas, galpones o medianeras, para crear elementos para agricultura y además en proceso de estudio, para hacer hilado que nos lleve a nuevos productos, como por ejemplo indumentaria”, mencionó Agustina Debernardi, directora de marketing de Agrinet.
Debernardi recordó que la iniciativa nació al detectar que muchas empresas tenían colocadas esas mallas desde hace tiempo, y cuando ya no servían más, las enterraban o quemaban.
Así, apostando a la sostenibilidad y el cuidado del ambiente, Agrinet decidió darle vida a este proyecto para “reconectar” a las personas con una vida sustentable.
CÓMO SE REUTILIZAN LAS MALLAS
“Nuestro primer proceso para el producto es la extrusión, donde del polietileno de plástico se hace el hilado para hacer la urdimbre y luego el tejido”, describió Debernadi, en relación al proceso inicial que los hace conocedores de las prestaciones que podría tener esa materia prima.
En concreto, el proyecto tiene tres fases y aun se encuentran en la primera, a pasos de la segunda. «Estamos en la primera fase; realizamos un estudio junto a uno de nuestros proveedores de polietileno en distintas partes del mundo. Esa malla antigranizo se trituró y se hizo un pellet nuevamente idéntico al pellet virgen. Y se comparan el primero tiene master UV para la radiación solar. Se estudia por igual ambas muestras para ver el resultado que arrojamos”, explicó Debernardi.
Por otro lado, el proyecto formalizó una alianza con Constructora C de Exequiel Gatti, empresa dedicada a la construcción de viviendas, galpones y medianeras con fardos de plásticos y el revoque final se hace con malla textil o metálica.
Esa es la malla antigranizo reciclada que se extrae de la viña y logra un uso para construcción. “También trabajamos sobre la logística para medir huella de carbono y, cuando colocamos malla nueva, retiramos la vieja, para evitar el impacto del traslado”, continuó Debernadi.
El proyecto final tiene como objetivo crear un hilado que nazca a partir del reciclado de esa tela, con los aditivos necesarios para que se puedan hacer camperas e indumentaria.
(Fuente: Infocampo)