En el campo de la agricultura, la adopción de tecnologías innovadoras por parte de los productores es una característica distintiva. Por otro lado, la industria de fitosanitarios, se dedica a desarrollar e investigar nuevos ingredientes activos y formulaciones, así como a mejorar la seguridad de los productos y la protección del ambiente. En este contexto, los bioinsumos, productos biológicos o de origen natural utilizados en la agricultura, desempeñan un papel destacado. En diálogo con SUENA A CAMPO, el ingeniero agrónomo Federico Elorza, coordinador de gestión sustentable de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes(Casafe) dio detalles sobre los beneficios y retos que traen los bioinsumos. “Los productos biológicos o bioinsumos de uso agropecuario son sustancias de origen biológico o natural, como por ejemplo hongos, bacterias, virus, ácaros o extractos de plantas” y agregó que sirven para mejorar la productividad de los cultivos y pueden clasificarse en 3 grandes grupos: como Biofertilizantes, Bioestimulantes y productos biológicos de control o productos de Biocontrol.
Los biofertilizantes son productos naturales que contienen microorganismos beneficiosos para las plantas, ayudando a mejorar su crecimiento y nutrición.
Cuando necesitamos estimular el crecimiento, desarrollo y resistencia de las plantas, mejorando su rendimiento y salud contamos con los bioestimulantes. Tienen como objetivo principal mejorar la eficiencia fisiológica de los cultivos, brindar tolerancia al estrés que pueden generar factores externos y/o características de calidad del cultivo. No están destinadas al control de enfermedades o insectos.
Los productos de Biocontrol, que pueden actuar de forma directa o indirecta, para controlar poblaciones de plagas. En el primer grupo, encontramos a los agentes de control, que pueden ser de origen microbiológico, como bacterias, hongos o virus; o macrobiológicos, es decir, insectos. En el grupo de los indirectos, se destacan las feromonas (semioquímicos) y los bioquímicos, como los fitorreguladores o algunos promotores de crecimiento. Los productos de control biológico representan alrededor del 14% del mercado y son los que están mostrando una mayor tasa de crecimiento. Se detecta una gran cantidad de desarrollos e investigación en proceso, centradas en bioinsecticidas y en biofungicidas. Respecto de los bioherbicidas, hay una menor representatividad debido a la complejidad de su desarrollo en cuanto a la especificidad para las malezas.
Según relató el ingeniero agrónomo, desde Casafe fomentan el uno de las nuevas tecnologías y las buenas prácticas en todos los sistemas de producción. «Promovemos que se utilicen los sistemas que utilizan químicos, como biológicos. Hay similitudes, queremos salir un poco de ese espacio en donde encuentran compatibilidad con lo químico o lo biológico y generan una potenciación del uso de uno respecto al otro», remarcó.
En relación a lo manifestado por Elorza, en muchas ocasiones se plantea el crecimiento de los biológicos como un reemplazo de otras soluciones tecnológicas. Sin embargo, no sería responsable realizar esta afirmación. Los bioinsumos son una herramienta innovadora que se complementa con las tecnologías de síntesis química de manera exitosa y altamente eficaz.Por ejemplo, algunos fungicidas químicos eliminan patógenos en las semillas que pueden competir con los microorganismos de los bioinsumos. De esta manera, la combinación de los productos químico y biológico le brinda a la semilla mayor vigor, mejorando el crecimiento de la planta y potenciando el accionar de cada uno.
Los bioinsumos son tan eficientes como los fitosanitarios de origen químico. Deben manipularse, acopiarse y utilizarse de manera adecuada, en condiciones de temperatura y humedad específicas, según el bioinsumo. «Esto es clave, ya que estamos trabajando con organismos vivos, que tienen una sensibilidad distinta a otros tipos de productos o factores. Los productos biológicos son desarrollados para ser muy específicos y solo deben utilizarse para la plaga adecuada que se quiera controlar. Hay cuestiones de manejo que todavía los productores tienen que ir conociendo para poderlo utilizar lo biológico y que sea igual de efectivo, o a veces más efectivo que un producto de síntesis química«, explicó.
Para poder impulsar la utilización de estos bioinsumos, el ingeniero agrónomo reconoció que desde hace tiempo vienen realizando un trabajo sostenido. «Estamos generando una gran cantidad de capacitaciones a productores y aplicadores, porque la figura del aplicador en Argentina tiene mucha importancia porque casi el 80% de las aplicaciones, de los productos y los servidores se realizan a través de contratistas en nuestro país«, explicó.
Por este motivo, las capacitaciones se vuelven una herramienta clave para los usuarios. «Es importante que conozcan como se manipulan y cómo se gestionan este tipo de productos. De esta manera, cuando van en búsqueda de esta tecnología puedan ser eficientes en su uso y consigan el efecto que buscan al utilizar estos productos«, finalizó.
(Fuente: Suena a Campo)