La Fundación Producir Conservando estimó una producción potencial estimada al 2030 de 170 millones de toneladas (Tn) de granos, correspondiendo 60 millones de Tn a maíz y 70 millones de Tn a soja. En ese contexto aseguran que “se abre la posibilidad de agregar valor local, aumentando la producción de carnes y lácteos”, transformando una mayor proporción a lo utilizado en la actualidad.
Para el caso de la carne vacuna, tomando una tasa de crecimiento del 3% anual sobre el promedio de los últimos años, la producción alcanzaría entre 4 y 4,2 millones de toneladas, mientras que las exportaciones podrían llegar a 1,6 millones de Tn.
Si se considera lo ocurrido en avicultura de carne, rubro que ha tenido un fuerte crecimiento en los últimos 15 años, y manteniendo la tendencia de crecimiento estimada por el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), la producción estimada al 2030 estaría muy cerca de los 2,9 millones de toneladas.
En tanto, el consumo actual de carne de pollo en el mercado interno es de 48 Kg “per cápita”, el incremento de la producción debería destinarse a los mercados externos, alcanzando un volumen de exportación de 520/530 mil toneladas, generando un ingreso de US$ 860 millones, estiman desde la Fundación Producir Conservando.
“Estamos proyectando una mejora de US$ 20 mil millones en ingresos por exportaciones, pasando de US$ 37,5 mil millones a US$ 57,8 mil millones, que podrían generarse anualmente a mediano plazo”, puntualiza el informe.
A nivel internacional, las proyecciones de crecimiento de la demanda mundial de todas las carnes siguen creciendo. El USDA estimó que las importaciones de China de carne bovina alcanzarían los 4 millones de Tn creciendo fuertemente y llegando a representar el 36% del mercado global de carne vacuna.
En tanto, el Outlook 2033 del USDA, plantea un crecimiento de la demanda global de todas las carnes y destaca el fuerte papel de Brasil, Australia y USA en la participación de comercio mundial, señala la Fundación Producir Conservando.
El análisis concluye en que “no hay dudas de las posibilidades de crecimiento de la producción en Argentina, lo que requiere como punto de partida una estabilidad institucional y macroeconómica” así como también “reglas de juego claras y estables”.
(Fuente: Revista Chacra)