Por noveno año consecutivo, la Red de Manejo de Plagas (REM) de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) publicó los resultados de su encuesta anual a productores y asesores sobre el manejo de insectos, malezas y enfermedades.
Se trata de una suerte de “censo” nacional en el que se logra contar con información de unas 1,8 millones de hectáreas productivas de todas las áreas agrícolas del país, y en el que se analiza al detalle el uso de biotecnologías, insumos biológicos, estrategias de manejo y costos asociados, para los cultivos de soja, maíz y girasol.
FALLAS EN EL CONTROL DE PLAGAS
En este marco, uno de los datos más importantes revelados por la encuesta estuvo en el apartado vinculado al uso de biotecnologías en las semillas.
Según el informe, en maíz, la tecnología CRY fue adoptada en un promedio del 50% en la mayoría de las regiones, con excepción de NEA (22,5%) y el litoral (37,6%), donde la adopción fue notablemente menor.
La tecnología VIP, en cambio, mostró una adopción más alta, con el NEA liderando con un 81,7% y otras zonas, como el litoral, nodo oeste y nodo sur, alcanzando el 60%.
En el caso de soja, la biotecnología Intacta alcanzó un 77,3% en el NEA y 75% en el NOA, mientras que en otras áreas la adopción fue más moderada. Por otro lado, la adopción de la tecnología Conkesta se mantuvo baja en todas las regiones, sin superar el 12%.
Pero lo más relevante es que el 46% de los encuestados notó presencia y/o daño por lepidópteros en maíces Bt con tecnología Cry, y el 44% con tecnología Vip.
En tanto, estos valores no solo escalaron al 69% en las sojas Bt, sino que en el caso de la tecnología Intacta, el 78% de los encuestados tuvo que aplicar insecticidas para controlar lepidópteros.
Cabe recordar que las tecnologías Bt son precisamente las que suponen cierta inmunidad de los cultivos ante los ataques de estos insectos.
Aunque Aapresid no ahonda en explicaciones y solo menciona los datos, esta información podría sugerir que están ocurriendo fallas por casos de resistencia o también porque no se están cuidando estas biotecnologías como corresponde; por ejemplo, haciendo los “refugios” necesarios para evitar cruzas entre insectos susceptibles y los que no.
También podría tomarse como una advertencia de la necesidad de renovación de la genética, algo que fundamentalmente en el caso de la soja viene atrasado por la menor inversión que llevaron adelante muchas compañías en los últimos años, a raíz de la falta de una Ley de Semillas actualizada que proteja la propiedad intelectual.
(Fuente: Infocampo)