El reciente reconocimiento internacional a la carne argentina, que la destaca con el premio al mejor lomo del mundo, es mucho más que un trofeo: es un homenaje al trabajo, la genética y la dedicación de toda la cadena de valor que hace posible que la carne nacional sea sinónimo de excelencia. Para Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), este premio es un «mimo al alma» para los productores y para todo el país. «Sabemos que tenemos muy buena mercadería, que tenemos muy buena genética, y que el ganadero siempre sigue apostando por mejorar«, afirma Pedace en diálogo con SUENA A CAMPO. Este compromiso inquebrantable ha mantenido a la carne argentina en la cima del mercado mundial, siendo constantemente demandada por su calidad única.
Según Pedace, el secreto del lomo argentino, y de la carne en general, reside en la combinación perfecta entre genética, alimentación y experiencia. «Nuestra carne tiene un sabor diferente, porque contamos con muy buena pastura, excelentes cereales y años de experiencia en el sector. Esa mezcla genera una diferencia con otros países«, explica. Este estándar de calidad no solo se alcanza en el campo, sino que también involucra el trabajo crucial de los matarifes y abastecedores, quienes seleccionan cuidadosamente el ganado para garantizar que lo mejor llegue al mercado. «Los matarifes somos los encargados de manejar el negocio, seleccionando la calidad según las zonas y las necesidades de los clientes. Vendemos carne a campo, carne racionada o de feedlot, según las demandas específicas«, detalla.
El impacto de este galardón no se limita al orgullo nacional, sino que tiene implicancias directas en el posicionamiento de la carne argentina en el mercado global. «Esto ratifica que la Argentina sigue con un estándar muy alto en calidad. En el exterior, cuando ven carne argentina, la prefieren por encima de la de Paraguay, Brasil o Uruguay, que también tienen buena carne pero no al nivel de la nuestra«, asegura Pedace. Este diferencial de calidad refuerza la imagen del país como líder en el sector y abre nuevas oportunidades para las exportaciones.
A pesar de los logros en el mercado internacional, el consumo interno enfrenta desafíos propios. Pedace reconoce que los consumidores locales, golpeados por la situación económica, están ajustando su presupuesto. Sin embargo, aclara que el consumo de carne no ha disminuido drásticamente como algunos sostienen. «Hoy, doña Rosa está cuidando mucho el bolsillo, seleccionando entre las distintas opciones disponibles. Pero nosotros vemos que el consumo interno está estable, no ha bajado como se dice en algunos medios«, enfatiza. Además, explica que el aumento en las exportaciones no afecta directamente el mercado local, ya que muchos de los cortes que se exportan, como los destinados a China, no forman parte de la dieta habitual de los argentinos.
Uno de los desafíos estructurales del sector, según Pedace, es la necesidad de aumentar la producción de ganado, un aspecto que no ha mostrado un crecimiento significativo en años. «Tenemos la misma cantidad de cabezas de ganado desde hace mucho tiempo. Ahora vemos una política con un rumbo diferente, que nos da esperanzas de que los productores empiecen a generar más ganado. Es fundamental para que podamos sostener este nivel de excelencia«, destaca.
En cuanto al panorama a corto plazo, el vicepresidente de CAMYA anticipa un escenario de precios fluctuantes, típico de esta época del año. «Con las lluvias recientes, ya comenzó a faltar un poco de hacienda en el mercado de Cañuelas. Estamos trabajando con lo justo, y los precios se han afirmado. Creemos que se mantendrán en estos niveles hasta fin de año, con altibajos propios de la oferta y demanda», detalla. Pedace explica que, a diferencia del mercado avícola, donde los precios son más controlados, en la carne vacuna son las fuerzas del mercado las que determinan el valor.
Finalmente, Pedace hace un llamado a los productores, matarifes y abastecedores para que sigan apostando por la excelencia en cada eslabón de la cadena. «Es fundamental mantener el estándar sanitario, cuidar el bienestar animal y seguir mejorando la genética. Solo así podremos seguir produciendo la carne de calidad que distingue a Argentina en el mundo«, concluye.
El galardón al mejor lomo del mundo no es solo un motivo de orgullo, sino también una reafirmación del potencial de la industria cárnica argentina para conquistar mercados internacionales y continuar siendo el corazón de la mesa de los argentinos. Con una cadena productiva comprometida y un legado de calidad inigualable, la carne argentina sigue marcando la diferencia en el panorama global.
(Fuente: Suena a Campo)