Todo venía dentro de una mediocridad pasmosa, hasta que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) le regaló un final inesperado a los precios de la gruesa en el cierre de la semana previa. Su reporte de enero suele ser muy importante para operadores e inversores, pero pocas veces vio la luz con un cúmulo de sorpresas como las del viernes pasado. Y además hay que contabilizar la difusión de un informe de stocks al 1º diciembre último más que amigable.
Chicago celebró con ganas el contenido de ambos reportes, fuertemente alcistas para los granos de la gruesa. Al sonar la campana de la última rueda, tanto maíz como soja se llevaron incrementos en los precios como hacía rato no se veían. El USDA sorprendió a propios y extraños con recortes de rendimientos, producción y stocks finales en Estados Unidos para ambos granos muy por encima de lo que imaginaba el mercado.
También hubo noticias positivas referidas al futuro inmediato de los combustibles renovables en Estados Unidos, clave para sostener el precio de ambos granos. Se sumaron a los reportes del USDA y colaboraron para abrochar subas en torno de los USD 10 para la soja y USD 5 para el maíz. Las tendencia alcista se mantenía en el comienzo de este lunes.
Por su parte, las novedades respecto de las reglas para los biocombustibles en el país del norte serán decisivas para consolidar la mejora en los precios del aceite de soja que viene registrándose desde que comenzó el año. Actor clave en la elaboración de diesel renovable –aunque no exento de enemigos de cuidado-, había caído en desgraciacuando el interregno entre la Administración demócrata saliente y el gobierno republicano entrante dejó sin guía alguna a la industria de los biocombustibles.
Se supone que esta semana Biden publicará su modelo productivo para los créditos fiscales a los combustibles limpios. No se prevé que incluya prácticas agrícolas climáticamente exigentes (desfavorables para los productores de etanol), pero podría limitar las importaciones de aceite de cocina usado. El horizonte aparece más claro, al menos hasta que asuma Trump.
¿El trigo? Para él no hubo nada en los informes del USDA que alentara una suba, con una hoja de oferta y demanda similar a la de los últimos meses, que en el fondo no es del todo negativa, solo que no alcanza para rescatar a los precios de la chatura en que se encuentran envueltos.
Aún con fuertes pérdidas en Rusia, el líder del mercado, este país está en condiciones de ofrecerle al mundo, al menos por ahora, trigo a bajos precios. Lo ayuda la fuerte depreciación del rublo, un escenario similar al que se verifica con el real en Brasil.
Lo que viene es la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca y solo Dios sabe qué mecanismos pondrá en juego inmediatamente de todos los que ha venido prometiendo en los últimos sesenta días. Una cosa es segura. Su presencia al frente del gobierno de Estados Unidos no pasará inadvertida para el mundo, tampoco para el mercado de granos y sus derivados.
Por lo pronto, un dólar como el actual no juega a favor de los commodities. El crecimiento en el valor relativo de la moneda estadounidense se viene dando al calor de las expectativas respecto de que las políticas arancelarias de Trump puedan impulsar la inflación, lo que hace menos probable que la Reserva Federal decida llevar a cabo varios recortes a la tasa de interés en este 2025.
Y aún deben llegar a los silos las producciones de soja y maíz de Sudamérica, amenazadas en el caso del este de la Argentina, Uruguay, Paraguay y el extremo sur de Brasil por una seca pertinaz acompañada de temperaturas extremas. No hay duda que tendremos nuevos capítulos de esta historia apasionante para quienes tienen la obligación de analizar el mercado internacional de granos y recomendar cursos de acción.
(Fuente: Chacra)