Bajo el sol abrasador del verano, las pasturas verdes que alimentan al ganado pueden esconder una amenaza invisible pero letal: el cornezuelo. Este hongo, que sustituye las semillas de gramíneas como la festuca por estructuras tóxicas llamadas esclerotos, representa un riesgo serio para la salud animal.
¿Cómo prevenir este problema y garantizar que las praderas sigan siendo aliadas del productor? Desde el INTA Balcarce, especialistas ofrecen claves esenciales para reducir el impacto de esta intoxicación.
Un hongo que transforma las pasturas
El cornezuelo (Claviceps purpurea) no es un recién llegado al campo, pero su impacto se intensifica con las altas temperaturas del verano. Según Germán Cantón, investigador del servicio de diagnóstico veterinario del INTA Balcarce,el hongo prolifera en gramíneas en floración y, al ser ingerido por los bovinos, puede desencadenar un cuadro conocido como síndrome distémico. “Los animales afectados presentan agitación, salivación excesiva y una búsqueda constante de agua y sombra. Además, hay una disminución en la producción de leche, menores ganancias de peso y problemas reproductivos”, detalla Cantón.

¿Qué hacer para proteger al ganado?
El primer paso es la observación: monitorear las pasturas para identificar posibles contaminaciones.“Es crucial evaluar la presencia de hongos en las gramíneas y otros alimentos, ya que el problema no solo está en los pastizales, sino también en forrajes como afrechillo de trigo o barridos de semilla forrajera utilizados en sistemas de engorde a corral o tambos”, advierte Cantón.
Planificación, una herramienta clave
En la lucha contra el cornezuelo, la prevención comienza con una buena planificación. Utilizar pronósticos meteorológicos para programar los pastoreos y evitar mover el ganado en las horas de mayor calor son acciones que pueden marcar la diferencia. Cantón también recomienda consultar con un asesor profesional ante cualquier duda sobre el estado de las pasturas.
“El hongo endófito que puede afectar a la festuca agrava los problemas relacionados con el estrés calórico en el verano”, explica. Esto refuerza la importancia de evaluar no solo las condiciones de la pastura, sino también el comportamiento de los animales.
Detectar a tiempo: los signos de intoxicación
¿Cómo saber si el ganado ha consumido alimento contaminado? Los animales suelen mostrar comportamientos como nerviosismo, salivación excesiva y temperaturas corporales elevadas. “La recuperación clínica es lenta, y los signos pueden persistir varias semanas después de retirar a los animales de las pasturas contaminadas”, señala Cantón.
Un problema que requiere atención constante
El cornezuelo es un enemigo persistente que puede comprometer tanto la salud del ganado como la rentabilidad del establecimiento. La clave está en la prevención: monitorear, planificar y actuar a tiempo son las herramientas más eficaces para mantener la seguridad alimentaria y el bienestar animal.
Al final del día, proteger a las majadas de este hongo no solo asegura un mejor rendimiento productivo, sino que también permite a los productores enfrentar los desafíos del verano con confianza y preparación. Estar listo para enfrentar el desafío del cornezuelo se base algo tan simple pero fundamental: la prevención.
Fuente: Inta