En 2024, la molienda de trigo en la industria argentina alcanzó las 6.248.266 toneladas, lo que representó una disminución del 0,44% en comparación con el año anterior. Esta cantidad de trigo procesado corresponde al 39,4% de la producción del cereal durante la campaña 2023-2024, generando aproximadamente 4,68 millones de toneladas de harina y 1,56 millones de toneladas de afrecho. Sin embargo, “la informalidad que persiste en esta cadena productiva sigue siendo uno de los principales desafíos para la economía argentina, con efectos que van más allá de las distorsiones en los mercados”, asegura un informe elaborado por la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM).
Agregan que la informalidad en el sector es alimentada por la evasión fiscal, lo que “genera competencia desleal y tiene un fuerte impacto social negativo”. La falta de formalización laboral agrava los problemas, afectando tanto la asistencia a la salud como los sistemas previsionales. A su vez, “la evasión fiscal reduce significativamente los recursos que los gobiernos podrían destinar a áreas clave como la educación, la salud y la seguridad”
La informalidad en números

Tomando los precios vigentes de la primera semana de febrero de 2025, el valor de la molienda de trigo del año 2024 representa compras por un total de 1,246 billones de pesos, lo que resulta en una producción de harina valorada en aproximadamente $1,781 billones de pesos y de afrecho en $217.100 millones. En total, la producción de la industria molinera se estima en 1,998 billones de pesos, un valor equivalente a 1,6 veces el valor del trigo.
La evasión fiscal, que afecta a varios impuestos nacionales como el IVA, el Impuesto a las Ganancias, el Impuesto a los Créditos y Débitos Bancarios, y el Impuesto a los Ingresos Brutos de carácter provincial, “alcanza una cifra alarmante”, subraya el informe de FAIM. Agrega que, para el millón de toneladas de trigo no declarado, la evasión fiscal estimada por estos cuatro tributos asciende a $ 28.485 millones de pesos. De esta cifra, el 46,1% corresponde a la venta del cereal, mientras que el 53,9% se explica por la venta de harina y afrecho.
Evasión en la segunda industrialización

El análisis de FAIM detalla que, a medida que la harina avanza en la cadena productiva hacia la segunda industrialización (panificados, galletitas, pastas, etc.), la evasión fiscal se mantiene presente. De este modo, si toda la producción de harina generada informalmente se destinara a la producción de estos productos, la evasión fiscal total alcanzaría los $240.500 millones de pesos. De estos, $102.960 millones de pesos corresponderían a la pérdida de recaudación por IVA, y 68,93 mil millones de pesos a Impuesto a las Ganancias. La mayor parte de la evasión provendría del IVA (41,3%), seguido por Impuesto a las Ganancias (27,7%), Ingresos Brutos (17,2%) y Débitos y Créditos Bancarios (13,8%).