El anuncio del gobierno de Estados Unidos sobre la imposición de nuevos aranceles globales para la exportación no pasará desapercibido y ante este nuevo escenario, los gobiernos de todo el mundo comenzaron a explorar alternativas.
En un contexto de incertidumbre y sorpresa, las reacciones serán variadas. Mientras algunos países apostarán a las soluciones negociadas para evitar interrupciones en los flujos comerciales, otros -sobre aquellos países con mayor carga arancelaria- escribirán un nuevo capítulo en esta guerra comercial.
En este contexto, surgen múltiples interrogantes y para entender el alcance de los anuncios del presidente Donald Trump, Juliana Inda y Maximiliano Moreno -de la Fundación INAI– realizaron un exhaustivo y detallado análisis para entender esta reconfiguración del mapa comercial global.
LOS ARANCELES DE TRUMP Y SU IMPACTO EN EL MUNDO
A modo preliminar, estimaron que mientras China aprovechará este escenario para erigirse como un contrapeso de poder a Estados Unidos, en el ámbito del Mercosur Argentina acelerará sus planteos de negociar un acuerdo comercial con los norteamericanos, para evitar pagar estos nuevos aranceles.
Con su discurso hiper proteccionista y sus aranceles, el presidenteTrump pateó el tablero. Pero al hacer un zoom más fino, el informe de INAI detectó algunas señales -si se quiere- tranquilizadoras para el campo y su industria.
“El sector agroindustrial no parece estar en el centro de la escena”; señalaron. En efecto, Trump enfocó su artillería en medidas puntuales para los sectores del acero, aluminio, automotriz, medicamentos, cobre y semiconductores, aunque también aplican para la agroindustria.
Esto, sin perder de vista que estas escaladas proteccionistas suelen generar inestabilidad, incertidumbre, caída de los ingresos, menor demanda de productos, mayor competencia en mercados disponibles y, por ende, afectación de los flujos de comercio y de los precios de los productos agroindustriales
ARGENTINA, ¿FUERA DEL RADAR DE LA CASA BLANCA?
“Argentina no es claramente el principal foco de preocupación de Estados Unidos”; consideraron además Inda y Moreno.
Y más allá de la salvedad puntual que representó el superávit comercial con Norteamérica, el historial muestra un gran déficit con Estados Unidos. Además, dentro de su ranking de importadores, siempre ocupó un lugar secundario, alrededor del puesto 45. “Por ello, solo se nos aplica el arancel de base del 10%”, reflexionaron.
En promedio, las exportaciones de productos agroindustriales argentinos a Estados Unidos cada año se ubican en torno a los U$S 2.100 millones.
“Si bien este valor es importante, se relativiza si tenemos en cuenta que somos el 24° abastecedor de esta clase de productos en el mercado de EE.UU, dando cuenta de sólo el 0,8% del total importado”; calcularon.
Aunque aún es temprano para medir el impacto total de las nuevas medidas arancelarias anunciadas por Estados Unidos, el trabajo de la Fundación INAI sostuvo que ya es posible esbozar algunas conclusiones preliminares sobre su efecto en las exportaciones del complejo agroindustrial argentino,
Una de las principales implicancias de estas medidas es el fortalecimiento de la posición comercial de México y Canadá en el mercado agroindustrial de Estados Unidos. Ambos países, que actualmente controlan casi el 45% de las importaciones del rubro a ese destino, están exentos de las medidas.
Esta situación podría acentuar su ventaja competitiva frente a Argentina, sobre todo en productos como carne bovina y limones, donde la competencia es directa.
“Sin embargo, lo inestable de la relación con Estados Unidos de ninguna manera nos permite descartar que en el futuro cercano, sean sujetos de otro tipo de medida restrictiva”, afirmaron.
En tanto, para los principales competidores agroindustriales de Argentina en Latinoamérica, se aplicará un arancel similar del 10% a sus exportaciones hacia Estados Unidos, al menos en el corto plazo.
Esto significa que la posición argentina frente a otros países de la región no cambiará de modo significativo aunque la situación beneficia, en comparación, a la producción local estadounidense, que obtendrá un mayor grado de protección.