La Dra. Eliana Rita Solórzano, nos explica en detalle en qué consiste el etiquetado y sello de certificación de los productos orgánicos que se encuentran dentro del mercado, y brinda recomendaciones para los productores que quieran iniciarse en este nuevo modelo productivo.
Cada año aumenta el número de consumidores que se interesan en los productos orgánicos, y a raíz de ello, aumenta la cantidad de productores que deciden abandonar la agricultura convencional para desarrollar el modelo de producción orgánico.
Pero, ¿con qué se encontrará el productor en esta nueva etapa?
Como primer paso resulta ser imprescindible el poder afrontar esta transición y ser consciente de que este nuevo sistema implica una mayor carga de trabajo y un rendimiento inferior (sobre todo en el primer año) hasta lograr que el cultivo se adapte al terreno.
A pesar de que los volúmenes de producción resultan ser bajos, los precios de estos productos en el mercado resultan ser superiores, lo que compensa este esfuerzo realizado.¿Qué sucede con los consumidores? La mayoría de ellos se encuentran concentrados en el mercado europeo y prefieren pagar una mayor calidad antes que una menor cantidad de producto.
El cliente accede a pagar estos precios si existe una buena confianza con el productor. Uno de los factores más importantes para que surja esta buena relación, tiene que ver con el correcto etiquetado a través del empleo de los llamados “sellos de certificación”.
Se puede definir a estos últimos como etiquetas registradas y protegidas que pueden ser utilizadas únicamente por productores o procesadores autorizados. Esta autorización es concedida mediante la firma de un contrato para obtener la certificación a través de inspecciones que se realizan una vez por año, y que consisten en pruebas químicas de laboratorio.
El sello de certificación fue creado con el propósito de evitar generar confusiones en los consumidores ya que muchas veces se hace un mal uso de las palabras ecológico, biológico u orgánico, implementadas como etiquetas de marketing o nombres de productos sin haber sido producidas bajo este modelo orgánico.
¿Cuál es el caso de Argentina?
Cada país tiene su sello de certificación que identifica al alimento producido bajo el modelo orgánico. En el caso de Argentina, se lo puede describir como un logo conformado por un círculo en cuyo interior existen dos hojas superpuestas.
Con respecto a nuestro país, la Dra. Solórzano revela el mito que gira alrededor de la leche bio y sus derivados lácteos bio, ya que esta palabra no significa que su producción se haya realizado a través de un modelo biológico, sino que su fórmula corresponde al agregado de bacterias lácticas que mejoran el funcionamiento intestinal y la defensa del organismo.
En contrapartida, la leche biológica es producida a través de vacas que no recibieron tratamiento hormonal y que pastorean en campos que no son tratados con pesticidas ni herbicidas sintéticos.
De acuerdo a lo mencionado anteriormente, Rita Solórzano recomienda fijarse atentamente en el sello de certificación más que en la etiqueta de marketing, un elemento imprescindible para generar confianza en el productor y este último, a su vez debe estar atento a las etiquetas de los productos del mercado.
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