La situación actual de la ganadería puede caracterizarse de la siguiente manera: el consumo interno sigue afectado por la reducción del poder adquisitivo de la población, lo que determina que los abastecedores no puedan trasladar a las carnicerías todos los aumentos que se verificaron en la hacienda en pie. Por el contrario «la exportación está funcionando a pleno, principalmente gracias a la aspiradora china, que llevó los precios de algunas categorías a niveles no esperados», observa el consultor Víctor Tonelli.
Así, los toros se cotizan a 110-120 pesos por kilo, las vacas gordas superan los $100 y la conserva fluctúa de 85 a 90 pesos por kilo. Esta demanda no para de crecer y también está llegando a los novillitos por encima de los 400 kilos. Los embarques también son impulsados por ventas a Israel, Estados Unidos y a otros destinos.
Por el lado de la oferta es donde aparecen los problemas más serios. «Los números negativos del feedlot, con valores del alimento y de la reposición por las nubes, están provocando que los empresarios enfrenten una situación insostenible y que trabajen a media máquina esperando una modificación del tipo de cambio o, directamente, reduzcan drásticamente la cantidad de hacienda en los corrales.
«Salen tres cabezas y se repone una», grafica Tonelli. El especialista estima que esta situación determinará que haya un faltante de hacienda gorda en los próximos dos meses, que ya comienza a vislumbrarse y que tendrá impacto sobre las cotizaciones del ganado en pie. «Si la faena mensual cae de los 1,1-1,2 millones de cabezas habituales a cerca de 900.000 cabezas, el traslado a los precios será inevitable», concluye el consultor.
Fuente: La Nación